Profundo, elegante y entretenido Mario Vargas Llosa nos hizo olvidar por un momento la chatura del debate político e intelectual de la Argentina actual al hablar del maravilloso mundo que crean los libros no para evadirnos de la realidad sino, por el contrario, para intentar cambiarla. Y de cómo los libros permiten reconocernos a todos como “formando parte de la misma humanidad” con lo cual se pueden derribar los prejuicios raciales e ideológicos al reconocer que “los otros somos nosotros mismos”.
“Los libros nos hacen más libres”, señaló Vargas Llosa, en una síntesis maravillosa, uno de esos títulos periodísticos bien logrados de los que habló en la entrevista posterior con el periodista y escritor Jorge Fernández Díaz.
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La conferencia de Vargas Llosa incluyó una exhortación permanente a defender la libertad de “leer los libros que queremos” y a estar atentos a la tarea de “los comisarios políticos que hoy han reemplazado a los inquisidores de ayer”. Vargas Llosa criticó a los sistemas que han querido imponer a la fuerza sus “verdades absolutas”, entre los que mencionó al fascismo, el nazismo, el comunismo y a los caudillos latinoamericanos.
Claro que en toda la sala Jorge Luis Borges sobrevoló, en todo momento, la polémica creada por la invitación del flamante Premio Nobel de Literatura a abrir esta edición de la Feria del Libro, que fue rechazada por numerosos intelectuales oficiales, algunos de los cuales, encabezados por el director de la Biblioteca Nacional, el sociólogo Horacio González, pidieron por escrito que lo “desinvitaran”.
A ellos se refirió Vargas Llosa antes de su charla magistral. Fue un momento breve, escaso, a tono con la importancia que para él merecían sus críticos, en el que agradeció la intervención de la presidenta Cristina Kirchner, quien había desautorizado ese “intento de veto”. La frase de Vargas Llosa expresa su reconocida ironía: "Extiendo mi agradecimiento a la presidenta, señora Cristina Fernández, cuya oportuna intervención atajó este intento de veto. Ojalá esa actitud se contagie a todos sus partidarios y guíe su propia conducta de gobernante".
