Un simple “¿Cómo estás?” y la respuesta decanta sola en forma de balance. Es que 2014 fue para Zeta Bosio un año de gran intensidad. Dos acontecimientos casi simultáneos: primero, la muerte de Gustavo Cerati, el pasado 4 de septiembre; y, luego, el nacimiento de Anastasia, la hija que tuvo junto a su segunda esposa, Estefanía Iracet. “En lo personal fue muy fuerte, siempre a la hora de hacer un racconto están las cosas que restan y suman”, dice señalando a la pequeña Anastasia, quien viaja cargada por su madre, mientras caminan por el borde del río Luján, en Escobar. “Lo de Gustavo, la desaparición física, fue una transición especial: fueron cuatro años de vigilia. Si bien la expectativa era que las cosas salieran bien, ocurrió el final lógico, el que decía la ciencia”,
dice Zeta.
—¿Lo extrañás?
—Sí claro. Uno mantenía la fe y la esperanza. Es duro porque la desaparición ocurre una vez, pero la ausencia es constante.
—Lilian Clark, la madre de Cerati, le dijo a Charly García en el velorio de su hijo: “Ustedes los artistas, con una canción, permanecen vivos para siempre”.
—Sí, pasa eso con el legado. Pero también en la calle, con la gente. Por lo menos yo lo noto personalmente que cambió el trato conmigo. Veo como una revalorización de que estoy vivo. Me acarician, me veneran. Yo les digo: “Bueno, gracias... miren que tengo planes por más tiempo, ¡eh!”. (risas)
—¿Cuando fue la última vez que te vino el recuerdo de Cerati?
—El domingo pasado, cuando Racing salió campeón. Fue mágico: lo vi por tele, no pude ir a la cancha porque era el cumple de Estefanía, pero cuando terminó el partido pasaron De música ligera... apagaron las luces. Además bueno, la alegría de ver salir campeón a Racing que no es muy habitual. Se me juntaron las dos cosas.
—¿Cómo es ser padre nuevamente y a los 56 años?
—Es increíble. Con todos mis hijos fue un momento especial. Es una edad donde uno ya está armado, ya vivió cosas, estás tranquilo, con muchas temas resueltos.
—¿Cambiás pañales?
—Sí, ¡desde la primera hora!, Soy de la generación que comenzó a hacer las tareas que antes sólo hacían las mujeres (risas). Yo viví la transición de los pañales que se lavaban para reutilizar a los descartables. La tengo clara.
—¿De qué forma te conectás con tus hijos más grandes? (N. de la R.: Tuvo cuatro hijos: Simón, Juan Bautista, Jaime y Tobías, quien falleció en un accidente en 1994).
—De muchas formas. Soy un padre muy apegado. Con la música por ejemplo. Con Simón sigo sus pasos con Armant, su banda. Igual trato de que ellos hagan el estilo que desean, no es mi banda. Sí trato que ahorren camino en base a mi experiencia. Mucha gente piensa que por ser hijos de famosos tienen el camino allanado y no es así.
—Ahora se largaron todos: el hijo de Juanse, el de Vicentico, el de Cerati...
—Sí, pensá que yo ya los vi a todos ellos nacer prácticamente con un instrumento en la mano. Y les pasa no sólo a ellos, sino a los amigos de nuestros hijos. Así como para nosotros era común andar todo el día con una pelota en la mano, ahora una guitarra eléctrica, para un chico de seis años, es común.
—¿Qué te pareció el debut de Benito Cerati?
—Creo que está haciendo un lindo camino. La única macana es que haya tanta gente mirándolo. Es lo que le tocó.
—Arrancamos la charla hablando de balances. Tuviste vivencias muy fuertes con la muerte de un hijo. Ahora, a los 56 años, sos padre nuevamente. ¿Sos de hacer lecturas de lo que te va pasando?
—Sí, soy consciente. Justamente. El peligro que conlleva a eso, hace que sientas que nada te alcanza. Creo que gracias a Dios, siempre estoy motivado. Ese es el secreto. En una edad en la que tal vez uno tiene que estar acomodándose, ¡yo no paro de empezar a hacer cosas nuevas! Es como que uno siente que el tiempo no pasa.
—Una de las cosas que se le criticaban a Cerati era justo eso, querer ser joven siempre. ¿A vos qué te pasa con eso?
—Uno es consciente de sus limitaciones; trato de cuidarme. El próximo fin de semana, es el primer viaje que vamos con Anastasia. Voy a tocar a Córdoba. Seguimos con un pie arriba de un avión. Hay algo bueno de la experiencia ¿ves?: antes me tenía que tomar una pastilla para domir en el
viaje. Ahora no.
Esposa, mánager y madre
Estefanía Iracet y Zeta Bossio se conocieron en 2007. Cuatro años más tarde decidieron casarse y, hace dos meses y medio, fueron padres de Anastasia. “Cuando lo conocí ni imaginaba todo lo que vendría”, dice a PERFIL la ex modelo ahora devenida –comenta– futura actriz. “Yo tenía 20 años, –prosigue– Ahora, a los 28, me siento mucho más mujer y, obviamente, tener un hijo te transforma. Con Zeta no imaginábamos un montón de cosas y nos sucedieron. Además, él me cumplió muchos sueños, desde llevarme a Disney hasta casarme”. En cuanto a la diferencia de edad, ella asegura que no es problema. “Ambos estamos en etapas de vida distintas. Yo tengo un montón de cosas por hacer que él ya hizo. Y su experiencia sirve”, agrega esta mujer quien oficia de mánager del músico. ¿Cómo es Zeta como padre según Estefanía? “Tiene mucha experiencia y eso me da mucha tranquilidad, ya lo vivió”, finaliza.