Quizá algunos hayan recordado aquel tema que a fines de los 60 cantaba Joan Manuel Serrat, Tío Alberto y que en unos de los versos que el catalán escribiera dice: “Que suerte tienes cochino, en el final del camino te esperó la sombra fresca, de una piel dulce de veinte años...”.
Ayer, algunos diarios españoles pusieron en su tapa una noticia que parece haberlos sacudido tanto como el casamiento de la duquesa de Alba en 2011. Esta vez, su protagonista es una leyenda que Argetina exportó a España y que hizo historia del fútbol ibérico –y mundial– vistiendo la casaca del Real Madrid: Alfredo Di Stéfano. Retirado hace casi cuarenta años de la actividad profesional, pero aún considerado un mito, anunció que, a los 86 años, se casará con Gina González, cincuenta años menor. Y además que quiere que su padrino de bodas sea el presidente de su club, Florentino Pérez. “Me caso porque quiero y ya llevo ocho años viudo; estoy enamorado”, expresó el ex futbolista al diario español El Mundo. “No quiero esperar más, me casaré en quince días, un mes... en la iglesia o en el juzgado. Estoy enamorado. (…) ¡Qué van a decir mis hijos! Pues deben estar en contra, pero a mí eso no me importa”, concluyó, decidido, en su declaración al mencionado medio español.
Latina. Gina González tiene 36 años, es abogada, entrenadora de fútbol –con licencia de FIFA según detallan las escasas notas publicadas sobre ella– y periodista deportiva. Nacida en Costa Rica llegó a España en 2000 gracias a una beca de Televisión Española y eso le permitió también ser corresponsal free lance. Ya en su país había comenzado a trabajar como redactora deportiva y posteriormente como presentadora de una cadena de televisión.
Instalada en España, su acercamiento al fútbol fue a través del Real Madrid. Algunas reseñas sobre ella dicen que su ingreso a esa institución fue gracias a Jorge Valdano, Emilio Butragueño y el ex DT Vicente del Bosque. A ellos los conoció en un foro deportivo, y fueron ese día los que le dieron su primer pase al mítico estadio Bernabeu.
Otras crónicas apuntan que Gina asisía a los entrenamientos para realizar notas y que fue la Fundación de dicho club quien primero la contrató; luego terminó escribiendo libros sobre la historia del club y de sus jugadores emblemáticos.
Cualquiera haya sido el origen de sus inicios en el famoso equipo madrileño, fue en 2007 que le encargaron escribir la biografía de Alfredo Di Stéfano. “Empecé a tener entrevistas con él y era súper divertido, pero no le entendía nada. Le dije esto a mi superior y me dijo que pusiera lo que yo entendía”, relató Gina en 2009, en una entrevista a Clarín. “Lo hice y al poco tiempo Di Stéfano estalló en insultos y descalificaciones. A partir de ese momento, nos hicimos inseparables”. Así, ella se convirtió en secretaria y la encargada de manejar casi todos sus asuntos. Fue en ese tiempo que Gina decidió también tatuarse en su antebrazo izquierdo “La saeta rubia”, apodo con que se conoce al futbolista. Ese tatuaje fue motivo de un enojo que duró dos años, en los que él le pedía que se lo quitase. Con el tiempo, cuando alguien señalaba el brazo de Gina, él decía con orgullo que se lo hizo por él.
Viudo desde 2005, el pasado 12 de abril Di Stéfano se sometió a un control de sus problemas cardíacos en un hospital valenciano porque acusa cuatro by-pass coronarios. Hasta ayer, ninguno de sus cuatro hijos ha realizado declaración alguna sobre la noticia aunque como él lo expresara, está dispuesto a dar el “Sí, quiero”.