A la misma hora que en la en la Legislatura porteña se despedían los restos de Gustavo Cerati, en el teatro Gran Rex se celebraba la decimosexta entrega de los Premios Gardel, que se transformaron en un homenaje improvisado para el músico.
Abel Pintos se llevó por segunda vez el Gardel de Oro y fue el encargado de quitarle dramatismo a la muerte del músico: “El recuerdo y el homenaje al líder de Soda Stereo no va a ser con nostalgia y tristeza, pero sí con amor y felicidad”. El artista se llevó el galardón por su disco Abel. También ganó por mejor producción, mejor álbum masculino pop y canción del año, por Aquí te espero. El premio por mejor álbum grupo pop fue para Tan Biónica con el disco Destinología. Como mejor álbum artista de rock ganó Andrés Calamaro, con Bohemio. El Salmón fue uno de los más afectados por la muerte de Cerati y al subir al escenario leyó una carta y se quebró. El premio por mejor álbum grupo de rock fue para Babasónicos, con Romantisísmico. La banda de Adrián Dargelos se alzó con cuatro estatuillas: esa y otras por mejor ingeniería, mejor diseño de portada y mejor videoclip por La lanza. El mejor álbum folclore alternativo fue para Los Tekis. Y mejor álbum grupo tropical fue para Agapornis, con Juntos.
Este año, el premio a la trayectoria fue para León Gieco, quien recibió el premio de manos de Abel Pintos. Luego la inevitable sección In Memoriam llevó a la pantalla fotos de Cerati mientras sonaba Verbo carne, de Bocanada. Y sobre el final, el guitarrista de Carajo, Tery Langer, al subir al escenario por mejor álbum rock pesado, resumió todos los sentimientos encontrados en una frase: “Gustavo Cerati es el nuevo Gardel”.