Pasada la medianoche del viernes y con un Buenos Aires con tiempo tormentoso, Jey Mammon retomó a través de su personaje más celebrado, “Estelita”, los reportajes que hicieron de este actor –surgido del llamado “circuito under” u “off Corrientes”– un personaje que accedió a la popularidad, a la televisión abierta y al teatro “comercial”. Encarnando a una mujer rubia y desprejuiciada, sometió a variados personajes a cuestionarios que generaron respuestas que luego se difundieron por redes sociales y programas de chimentos, e incluso noticieros.
Esta vez, para reiniciar su ciclo de actuaciones en el Chacarerean Teatre tuvo como primer invitado a Aníbal Fernández. Antes de subir a escena, al cierre del espectáculo y para evitar alguna incómoda situación, Jey Mammon –vestido como él mismo– pidió a los espectadores que “si alguno había pagado la entrada para putear en medio del reportaje, que no se olvide que también estaba atacando a su espectáculo y a él mismo”. Minutos después, ya caracterizado con su peluca rubia lacia, un vestido de lamé y anteojos gigantes oscuros, recibió al político. Los primeros momentos no fueron tensos, pero sí se percibió en el escenario una sensación de “a ver qué pasa”; abajo, desde la platea colmada, sólo había expectativa para ver qué contenía el extenso cuestionario preparado por Jey Mammon, quien, según comentó, lo realizó sin ningún tipo de conversación previa con el invitado ni pedido alguno para evitar temas.
Así, durante 35 minutos Fernández habló sobre su debut sexual a los 13 años con una profesional que pagó un amigo de su padre, sobre su opinión acerca de la marihuana y el aborto, sobre la mujer que lo hacía soñar de adolescente: Chunchuna Villafañe. Y, por supuesto, sobre el mundo político. “Con la Presidenta tengo un trato muy bueno y distinto al que tenía con Néstor Kirchner (...); él a veces ponía arriba de la mesa temas que permitían que se discutiera fuerte. A Cristina no puedo decirle las cosas que le decía a él: uno plantea el tema, después ella decide sus cosas. En cambio, con Néstor insistía un poco más y, si las cosas se calentaban, terminaban en puteadas. Con ella, no; con ella es ‘hasta acá llegamos’”.
Ya relajado, y con su pareja y su hija en la platea, Fernández se sometió finalmente a un ping pong de nombres y fue entonces cuando surgió el de Susana Giménez, de quien, ante la insistencia de Mammon, dijo: “Habla demasiado y al pedo. No me gustan aquellos que han abusado del recurso ridículo de instalar un tema que le preocupa a la sociedad porque están por lanzar un programa de televisión”. También se refirió a Jorge Lanata, a quien consideró de “esos tipos que han perdido prestigio y que un día se cansaron de no tener plata y vendieron su poca honra y el poco prestigio que les quedaba al dinero sucio”. En otro momento recordó una anécdota sucedida cuando ungieron a Bergoglio como sumo pontífice: “Yo lo cuestioné mucho cuando era obispo. En Roma, un periodista italiano me señaló eso pero tuve que aclararle que ‘yo discutí con un obispo que casualmente se llamaba como el Papa; yo con el Papa no discuto”.
De Sergio Massa dijo que, aunque tienen conceptos y valoraciones distintas, desde lo personal tiene una relación afectiva, y lanzó una carcajada cuando Mammon le dijo que había que reeditar la Marcha Peronista por la frase “... a la gran Massa del pueblo”.