Aunque todavía falta poco más de una semana para que termine este agitado 2017, ayer Ariel Holan completó su agenda anual con un hecho personal tan emotivo como el que lo hizo explotar en llanto hace dos semanas, al convertir a Independiente en campeón de la Copa Sudamericana en el mismísimo estadio Maracaná.
Ayer, no había 70 mil personas como en el mítico estadio carioca, sino algo más de cien personas, pero en Holan se podía ver muchísima emoción. En la estancia Villa María, en Cañuelas, el ahora ex director técnico del rojo de Avellaneda dijo el “sí, quiero” a Silvina, su esposa.
Setenta y dos horas antes, ambos ya habían hecho lo mismo de una manera más formal ante la ley y un grupo de amigos, con los que luego compartieron una celebración más informal.
Silvina y Holan se conocieron hace menos de un año por amigos en común, y este diciembre decidieron formalizar la relación. Ella tiene un hijo de un matrimonio previo, y él también es padre de dos hijas.
Bucólico escenario. Para el casamiento y el gran festejo eligieron la famosa estancia Villa María. Tal como dice su sitio web, “es el mejor escenario para vivir o disfrutar de una casa de fin de semana; la estancia posee en su casco histórico un soberbio palacio rural de estilo Tudor-Normando que fue construido en 1927 por Alejandro Bustillo”. Es decir, realizado por el mismo arquitecto que hizo el hotel Llao Llao.
Allí, por ejemplo, tuvieron la celebración de su “boda argentina” Luisana Lopilato y Michael Bublé, y esa propiedad también sirvió, por ejemplo, como marco para el clip de presentación y muchas de la escenas exteriores de la telenovela de El Trece Los ricos no piden permiso, y fue donde casualmente se rodó en su totalidad Mi primera boda, la película de Ariel Winograd que protagonizaron Natalia Oreiro y Daniel Hendler.
Los invitados de Ariel Holan y Silvina estaban citados a las 18, pero el agitado viernes obligó a atrasar el comienzo de la ceremonia porque muchos llegaron con demora. En el listado figuraban 160 invitados, pero para la ceremonia había algo más de cien; el resto se sumó en el transcurso de la fiesta. Entre los invitados estuvieron Dulce y Alejandro Granados, Julio Comparada –ex presidente de Independiente–, el ex jugador Pepe Santoro, Guillermo Montenegro y su pareja, y se esperaba también la llegada de Cristian Ritondo.
Un año inolvidable. Así lo fue para Ariel Holan. Este 2017 que se acaba también tuvo un momento de alta tensión personal. En octubre, en la salida del club Independiente él se dirigía hacia su auto junto con su ayudante de campo, Javier Telechea, y otro amigo y los interceptó el barrabrava de Independiente Bebote Alvarez secundado por dos motos, impidiéndoles subir al auto. Fue entonces cuando Alvarez le exigió a Holan que le diera dinero porque era el único director técnico que no lo hacía. Esta situación terminó en la Justicia, y el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires fue el que radicó una denuncia penal en la Fiscalía General del Departamento Judicial Lomas de Zamora por amenazas contra Holan, quien a su vez tiene desde entonces custodia policial. Y en el marco de la causa, Alvarez terminó preso.
Luego vino la consagración de Independiente en el Maracaná, y hace unos días, a pesar del logro deportivo, su renuncia al club con una carta pública. Allí agradeció a sus jugadores y al equipo técnico, pero también escribió: “Indeseables situaciones extra-deportivas se interpusieron (...) por primera vez en mi vida, la integridad física de mi familia, de alguno de mis colaboradores y la mía propia estuvo en grave riesgo. (...) Amo a Independiente pero mi familia está primero. Hoy mi familia y yo vivimos con custodia. Uno siente desprotección”.