Está claro que no se anda con pequeñeces. No por algo estuvo rankeado por Forbes entre los diez deportistas más ricos del mundo. David Beckham, la ex estrella de futbol devenido hoy en empresario, compró junto a su mujer, Victoria, una megamansión por —nada más y nada menos— 75 millones de dólares. El pasado 1º de marzo se hizo efectiva su compra. La operación fue realizada a través de una empresa internacional ya habitué en materia inmobiliaria entre las estrellas de Hollywood, incluida la familia real inglesa y futbolistas como Cristiano Ronaldo, quien —según trascendió— habría estado interesado también en la mansión.
Ubicada en Miami, la llamada Casa Casuarina fue construida en los años 30 y cuenta con un detalle no menor: el lugar fue escenario del crimen de Gianni Versace. El diseñador italiano vivió allí junto a su amigo Antonio D’Amico hasta que el 15 de julio 1997 fue asesinado por Andrew Cunanan, quien se suicidó poco después del homicidio; su cuerpo fue encontrado en un yate. La policía dictaminó que Cunanan se suicidó con la misma pistola que usó para matar al diseñador y además se supo que el asesino había estado dos días antes del crimen en la casa. Por este episodio, varios la han llamado “la casa maldita” aunque, está claro, a los Beckham parece no importales.
El lugar cuenta con un total de diez habitaciones, once cuartos de baño, una piscina y un salón de 250 metros cuadrados. La familia Beckham tiene pensado desembolsar seis millones de euros extra en tareas de renovación para adecuarla a su gusto y necesidades de sus cuatro hijos: Brooklyn, Romeo, Cruz y Harper. Ellos estarán en tres habitaciones en la primera planta, todas en suite.
La casa dispondrá también de ciertos detalles que tanto David como Victoria no dejaron al azar: ella ya piensa en un salón de belleza y otra habitación para peluquería, manicura y maquillaje; él ha solicitado un ascensor y una cocina lujosa que su amigo, el chef Gordon Ramsay, le ayudará a diseñar.
La planta baja incluye un estudio, gimnasio y sala de masajes, tres habitaciones de servicio y un pequeño jardín. El sótano será reformado para hacer un amplio garaje donde el ex futbolista del Real Madrid guardará algunos de sus autos de colección. Además, ésta es una mansión inteligente: cuenta con pantallas de televisión de plasma a prueba de agua en todos los baños y sistemas de música controlados a través de teléfonos móviles. Una de las obras que aún está por realizarse, y que tiene que ver con la seguridad de la familia, será un túnel que comunicará la casa con otra segunda propiedad por donde entrarán y se marcharán los empleados del hogar y el servicio de seguridad. La decoración es otra de las prioridades de la pareja y los chicos: por ejemplo, la habitación de Harper –la única hija mujer de los Beckham– contará con una obra del artista inglés Damian Hirst.
Esta propiedad la han comprado tras vender la que se conocía como Beckingham Palace, una finca de doce hectáreas en el condado de Hertfordshire, que compraron tres meses después de casarse, en 1999, y donde pasaron la infancia sus tres hijos mayores. El palacio fue vendido por 14 millones de euros, cifra para nada despreciable luego de haberla adquirido por tres millones. La venta incluyó su casa de veraneo en Francia y tres coches de la colección de David: un Ferrari y dos Jaguar. “Es el inicio de una nueva etapa para la familia”, dijo una persona cercana a los Beckham.