PROTAGONISTAS
Los sub 30 coparon el lollapalooza 2022

Bizarrap demostró que ya es profeta en su tierra y sumó tributo al Indio Solari

Después del poderoso show de Miley Cyrus, el productor, de 23 años, provocó un pogo con 100 mil personas al ritmo del mítico Ji Ji Ji. Duki, Louta, Wos y Sael, potencia y entrega.

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Hito. Bizarrap es el primer artista nacional en cerrar una jornada en la historia del Lolla local. | gza.guido adler/f.l.

Al cierre de esta edición, Nicki Nicole hizo vibrar el hipódromo de San Isidro con su set. Y la apoteosis llegó al final del show cuando tuvo en escena a Duki y a Bizarrap. Quizá ese cierre, con la foto de los tres juntos, más los bailarines y el público como decorado humano, marque otra de las postales que dejó la edición 2022 del Lollapalooza. Un festival copado por artistas sub 30 que en la primera de las tres jornadas -la última es hoy domingo-puso el listón muy alto. Hubo por un lado el enorme nivel y potencial de los artistas locales, encabezados por Bizarrap y por el otro, la magnitud de artista que es Miley Cyrus. En realidad, ambas impresiones son confirmaciones. Lo primero se sabía y lo segundo, sencillamente había que verlo para creer. Es inevitable no empezar por el final: lo de Miley Cyrus fue superlativo. Quien en otra vida conmovió a los niños, preadolescentes, adolescentes y algunos adultos detrás del personaje de Disney Hannah Montana, hoy es un nombre propio que escribe hace rato páginas de posteridad. 

Bajo el signo de Blondie, Madonna y otras efigies del pop, Miley tiene su sello y lo demuestra: una actitud de diosa olímpica, audaz e hipnótica, acompañada de talento para el canto y la puesta en escena. El pop es el canal que la conecta con el mundo: sus canciones son populares y a la vez hermosas. Conservan ese componente melódico que logran solamente los clásicos y penetran el corazón mediante una energía que pone el cuerpo a bailar. Pero la esencia, sin dudas, es el rock. Un rock alternativo, por cierto. Esa clave, lo sabíamos, Miley suele brindarla al tocar Where is my mind, de los Pixies y también con el cover de Hearth of Glass, de Blondie.

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Argentinos a escena. El capítulo local tuvo varios núcleos que constituyeron un panorama lleno de texturas, emociones, decisiones estéticas, empoderamiento y reivindicación.No es para nada menor el lugar que se le adjudicó a Bizarrap. Históricamente, las ediciones del Lollapalloza las cierra un dj tendencia. Y durante estos dos años en que el festival creado por Perryl Pharrel en 1991, Bizarrap se convirtió en uno de los artistas más escuchados del mundo. El gesto de entronarlo en ese horario de cierre que, en 2019 por ejemplo estuvo a cargo de Steve Aoki la primera jornada y de Tiesto la segunda, es importante y es correcto porque es el lugar que le corresponde. La lista de temas fue un desfile de hitazos. Algunos de ellos suenan en todos los boliches del país y los que no, como la sesión de Residente, son o fueron tendencia y pusieron a todos los amantes de la música a hablar. De hecho, casi como si fuera una leyenda personal, el productor se atrevió a poner el estribillo de la corredera, coreada por todo el público, ya a esa altura extasiado: “Esto lo hago pa’ divertirme”.

Dando muestras de una responsabilidad artística con el público, al igual que algunos de sus colegas a lo largo del festival, Bizarrap conectó con su público desde la empatía y el magnetismo festivo. Porque hubo lugar para parar la fiesta y cuidar a quien se descompensó en medio del espectáculo y también hubo lugar para retomar y bailar como si no hubiera un mañana. El show del Biza fue la coronación perfecta de unos años de creatividad prolífica e inspirada, en donde logró nuclear a algunos de los músicos s más importantes de habla hispana a través de sus míticas sesiones. A esa exposición, quizás, lo que le faltaba para asegurar su lugar de rey actual de la música argentina. La frutilla del postre fue el cover de Ji Ji Ji, junto a Gaspar Benegas, guitarrista de Indio Solari. Completando el círculo del cruce entre rock y música urbana, ambos artistas hicieron vibrar a la multitud al ritmo de lo que el productor llamó, entre ironía y excitación, “el pogo más grande del Lolla”.

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Que siga el baile. De la banda local, Wos quizás es el más consolidado arriba de los escenarios festivaleros. Se ha mezclado con algunas de las bandas más populares de nuestro país y que representa una especie de nexo entre la movida urbana y el rock nacional. Caía la tarde y aportando una paleta épica para un show en el que la gente no paró de cantar a los gritos. Los magnéticos saltos de uno de los tantos artistas argentinos surgidos en el Quinto Escalón generaron una ola de pogo y movimiento. “Este era el sueño de muchos pibitos que pensaron que era imposible y ustedes lo hicieron posible. Gracias, wacho. Los amigos”, dijo Duki. Agitando con su gente y cuidándola como pocos, otro de los freestylers devenidos en ícono urbano desplegó su catarata de hits. El pionero, el versátil el enorme y el consolidado Duki dio quizás uno de sus mejores shows, conectando con un público que lo acompaña desde sus inicios. 

Quizás fue el parate pandémico,  pero dio placer ver cómo Duki empieza a dominar las tablas como el grande que es en escena. Planteando un set más rockero que lo habitual, su apuesta fue tan festivalera como acorde a los tiempos del género: impredecible, caótico, energético y emotivo. 

Otros de los platos fuertes del este inolvidable Lollapalooza fueron el magnético Louta,Dilliom y el puntano debutante Sael.