Esta semana el presidente de México Enrique Peña Nieto hizo su primera visita oficial a su par Mauricio Macri. La misma no sólo se vio reflejada en las páginas de política de los medios internacionales hablando de un posible acuerdo de libre comercio. También adornó las secciones de color tanto en Argentina como en México, efecto logrado sólo gracias a su esposa: Angélica Rivera. Al igual que Juliana Awada para con Macri, es lo que un analista político catalogaría como un claro ejemplo de alguien que logró potenciar y catapultar la imagen del político.
De hecho, fue la misma Awada quien, haciendo gala de su rol de primera dama, subió una instantánea a su perfil de Instagram en la que se las ve juntas, radiantes y sonrientes caminando por los pasillos de la Casa Rosada. Para luego subir otra junto a sus respectivos maridos. Y como era de esperar, esas imágenes fueron tomadas por todos los medios; por supuesto sin mediar barreras entre los políticos y los del corazón. La imagen de ambas primeras damas juntas resultó irresistible.
La “Gaviota”. En efecto, fue Rivera quien desde un comienzo tuvo una gran influencia en la carrera que el actual presidente de México realizó hasta llegar al máximo puesto. Durante los tres meses de campaña él no se separó ni un instante de ella. La prensa mexicana cuenta que mientras el entonces candidato atendía pacientemente a las miles de personas que lo querían tocar y sacarse una selfie, ella filmaba con su celular todo cuanto sucedía para luego subirlo a YouTube causando un efecto reality que dio buenos resultados a nivel popularidad. Con ese método hizo que la gente se cuele en la intimidad de su casa, o de un viaje en auto camino a alguna conferencia. Algo muy similar a lo que el equipo de campaña de Macri hizo con Awada, reflejando algunas situaciones cotidianas o durante giras proselitistas para “humanizar” la gelidez del hoy presidente.
Son los videos “lo que mis ojos ven y mi corazón siente”, dijo entonces Rivera. Algunos de ellos fueron vistos casi medio millón de veces. A la vista está, por sí solo Peña Nieto no sale de las noticias políticas; con ella, las trasciende. Es que Angélica goza de un gran magnetismo. Un detalle no menor. Antes de conocerlo a él, de convertirse en “la mujer de” y de cambiar los pronunciados escotes que tantos admiradores cosecharon por los trajes sastre color pastel; Rivera era la reina de las telenovelas mexicanas. Y de una de sus telenovelas más vistas Destilando amor, es que Angélica pasó a ser llamada “La Gaviota”.
Y fue en 2008 que conoció al político durante la filmación de videos para promocionar el Estado de México, del que entonces él era gobernador. Poco después el actual mandatario reconoció en un programa que estaba saliendo con una estrella de la televisión. Y no tardó en revelar de quién se trataba.
Los tuyos, los míos... Peña Nieto es viudo de su primera esposa Mónica Pretelini –quien falleció de una arritmia cardíaca–; ella está separada del productor José Alberto Castro (hermano de la conocida actriz Verónica Castro); ambos con tres hijos cada uno, y un cuarto extramatrimonial de él, decidieron casarse y aunar familias en 2010.
Juntos provocaron furor transformándose en una pareja explosiva. Su boda congregó a miles de fanáticos de ella y miles de mujeres que le gritaban “Si te arrepentís te espero afuera” a un Peña Nieto que había adquirido fama del soltero de oro. Incluso, sus romances fueron motivo suficiente para un libro: Las mujeres de Peña Nieto. Pero con “La Gaviota”, abandonó su fama de don Juan y logró transformarse su imagen pública. A pesar de que hoy, la coyuntura es otra ya que incluso en Buenos Aires hubo protestas de mexicanos contra su presencia.
Para los analistas “La Gaviota” fue “el gancho que le faltaba al votante mexicano para quien la familia es un tema de enorme importancia, apostara por él”.