El affaire Australia tuvo un desenlace inesperado para Novak Djokovic, su familia y sus abogados. El número uno del tenis mundial tuvo que retirarse del torneo y finalmente del país por su posición por no poder acreditar los certificados de salud que Australia exige a todo aquel que ingrese a su territorio. La final de este domingo será entre Rafael Nadal y el ruso Daniil Medvedev, y con Djokovic –seguramente– mirándolo por televisión.
Desde hace unos días, él y parte de su séquito familiar están en Montenegro, y ayer en Budva, una ciudad costera de ese país, lo recibieron con pancartas y cánticos que le manifestaban su apoyo. Además, las autoridades locales lo declararon ciudadano de honor. “Además de sus destacados resultados deportivos, Novak Djokovic es un humanista y un filántropo reconocido. Y demostraste con tu esfuerzo y tu trabajo cómo luchar por la familia y el pueblo”, le dijo Marko Carevic, alcalde de Budva.
Según dijeron, Djokovic llegó a Montenegro para atemperar el ánimo tras lo sucedido en Australia. Marian Vajda, uno de los dos entrenadores del tenista serbio, dijo a Sport, un diario deportivo eslovaco, que “está claro que esto lo ha golpeado mentalmente (a Djokoivc), que le dolerá durante mucho tiempo y está claro que será difícil sacar (lo sucedido) de su cabeza. (…) Sin embargo, yo lo conozco muy bien, él es fuerte, perseverante y aún no ha dicho su última palabra en el tenis”.
En Montenegro, hace dos semanas, el 43% de la población estaba ya vacunada, si bien la variante ómicron, según los medios de comunicación, generó un repunte de contagios, sobre todo entre personas de entre 20 y 40 años.