Hay un mote que le queda bien a Eduardo Celasco: “corazón inquieto”. Es que desde que se separó de Vito Rodríguez, en junio del año pasado, conoció a varias chicas, entre ellas Manuela Fernández, dueña de una empresa de catering, con quien se lo vio en diciembre de 2017. Sin embargo, la mujer que lo conquistó es otra. Se trata de Florencia Fiorini, una cantante de 29 años, 25 menos que él.
Florencia dio sus primeros pasos como modelo y desde hace unos años volcó todo su tiempo al canto. Al comienzo la pareja evitó los flashes hasta que fueron sorprendidos en la ciudad de City Bell, donde ella vive. Desde ese entonces, ya no se ocultan y Eduardo ya le presentó a su hijos, Lucía y Manuel. Prueba de esto fue que Celasco asistiera esta semana a la apertura de un bar junto a Florencia y su hijo Manuel, quien fue a su vez acompañado de su novia, Constanza Sabra, con quien suele mostrarse superenamorado en las redes sociales.
En YouTube, circulan varios videos de Florencia en distintos shows que viene dando. Lo suyo es el formato acústico. Junto a un gutarrista suele hacer covers, entre ellos, hace una versión de Juntos a la par, de Pappo; o Hey Soul Sister, de Train.
Conflicto. Desde que se separó de su mujer, Mercedes Sarrabayrouse, Celasco mantiene aún al día de hoy algunos problemas por la complicada división de bienes. Según publicó Noticias, Susana estuvo hasta hace poco muy enojada porque su ex yerno estaría dilatando, desde hace al menos seis años, la división de bienes de la pareja. Entre inmuebles y vehículos, la suma daría unos 10 millones de dólares aproximadamente. Celasco y Sarrabayrouse se separaron en 2012 y siempre estuvieron en conflicto. En los últimos meses, la interna familiar tomó estado público y llevó a que la conductora llamara a Celasco por teléfono para reclamarle que el dinero con el que había comprado todas sus propiedades lo había obtenido gracias a ella.
Durante las casi dos décadas que duró la relación, Celasco puso a su nombre todos los bienes que fue comprando la pareja. Y recién al momento de tener que dividir los bienes, Mercedes se dio cuenta de que no era propietaria de nada. Como la pareja nunca pasó por el registro civil, legalmente no tenía ningún derecho a demandar y se le dificultó la posibilidad de reclamar las propiedades.
Tras una batalla, la división se firmó en diciembre, aunque en los hechos no se concretó: Celasco argumenta no tener dinero para pagar los costosos trámites que se requieren para cambiar la titularidad de las propiedades. Habrá que ver, tal vez, ahora que está en pareja, se le ablanda un poco el corazón.