En familia. Así fue la despedida a Elsa Serrano. Sus tres hijas, Roxy, Belén y María Soledad, algunos nietos y yernos. Afuera del cementerio privado de Pilar, dado que el protocolo sanitario no lo habilita, también hicieron su duelo una colaboradora, y además, una de sus amigas, Graciela Pérez Lastra. El resto, como sucede desde que estalló la pandemia y se reglamentó el aislamiento preventivo, fue por redes sociales y en los medios en sus distintas plataformas. Amigas, ex modelos, ex clientas famosas y otras de bajo perfil, y sobre todo sus colegas de la moda nacional, expresaron mensajes para recordar los momentos vividos con ella o frases de adiós. Al recuerdo se le sumó el dolor de cómo se produjo su muerte. Como lo expresó Marcela Tinayre en Reperfilar, el noticiero de Perfil, “Nadie puede merecer una muerte tan cruel”.
Según el informe oficial de la tragedia, lo que causó el incendio que destruyó el departamento por completo y acabó con la vida de Elsa Serrano, fue un “desperfecto en el aire acondicionado” que generó un cortocircuito, que por “goteo” prendió fuego el colchón y el cuarto. El incendio fue voraz y el cuarto de la diseñadora quedó completamente destrozado, los pisos incinerados y las paredes descascarilladas. La autopsia determinó que murió por “asfixia por inhalación de humo”. La combinación de algo que pudo haberse resuelto de otra manera derivó en un desenlance fatal.
Inolvidable. En un mercado acotado como es el argentino, Elsa Serrano es uno de sus íconos y se ganó su lugar en la historia de la moda. Sobre todo desde el inicio de la democracia en 1983 y con un apogeo en los años 90, ella fue un referente. Sus desfiles tenían la máxima cobertura mediática y sumado a una personalidad carismática, su nombre y marca formaron parte del estilismo de casi dos décadas.
A eso, el listado de clientas famosos: Susana Giménez, en la televisión usaba prendas de casi todo los diseñadores, pero fuera de la tevé casi en exclusividad diseños de Elsa Serrano. También Norma Aleandro, a quien le hizo sin probárselo siquiera el vestido que usó para recibir el Oscar por La historia oficial, fue una de sus clientas. En el listado premium estaban también Mirtha Legrand, Susana Rinaldi, Gabriela Sabatini, Lucía Galán, Graciela Borges –quien si bien era musa de Gino Bogani, eligió a Elsa Serrano para todo el vestuario de la película El infierno tan temido–, Claudia Villafañe, Amalita Fortabat, usaba algunos diseños suyos; y por supuesto, Zulemita Menem, quien sobre todo en la segunda presidencia de su padre, tuvo a Elsa Serrano de diseñadora exclusiva. Esa relación tuvo un desperfecto por una suma impaga pero con el tiempo se saldó la amistad. El fin del menemismo y la debacle económica arrastraron a la quiebra a varias empresas argentinas; también la de Elsa Serrano. A eso sumó el divorcio de su segundo marido, Alfredo Serrano. Los cambios en la moda mundial ubicaron a Elsa Serrano en otro espacio y si bien ella se rehizo, otros nombres en la moda se afianzaron y nuevas marcas ocuparon la primera línea. Pero su lugar en la historia de la moda argentina es inamovible.