La demencia frontotemporal. Ese fue el diagnóstico que figura en el informe médico que presentaron las hermanas de Nicolás García Uriburu en el Juzgado Nacional en lo Civil Nº 77 y que llevó a la magistrada Gladys Adriana Carminatti a dictar que el artista plástico, hoy de 78 años, no pueda disponer de sus bienes –cuentas bancarias y de su obra por ejemplo–, así como tampoco salir del país sin autorización judicial y de lograrla, debe hacerlo acompañado por una persona a cargo.
Según se detalla en la página de Ineco –reconocida institución neurocientífica argentina–, la demencia frontotemporal “engloba un conjunto de enfermedades que afecta las regiones frontales y temporales del cerebro. Estas regiones están involucradas, entre otras funciones, en regular nuestra conducta y nuestras capacidades lingüísticas. La naturaleza de los síntomas en cada uno de estos cuadros dependerá principalmente de las áreas que estén primordialmente afectadas en el paciente (....) implica grandes dificultades para los cuidadores y alta dependencia de los pacientes.”
Sorpresa. García Uriburu fue solo a la primera audiencia que tuvo con la jueza porque desconocía el motivo de la citación. Y salió devastado al enterarse del motivo. A la segunda ya fue con abogados quienes en esa audiencia presentaron un nuevo informe médico con un diagnóstico que se choca de lleno con el que dio su familia. Sí se habló que ante esta situación inesperada, el artista está un poco afectado anímicamemte pero hasta la demanda de sus hermanas, él se manejaba por su cuenta dentro de Argentina y viajaba solo, como siempre, a Uruguay donde en Maldonado tiene un museo. Luego hubo una tercera audiencia que fue por demás numerosa. Además de los tres peritos, los consultores de partes y los respectivos abogados, García Uriburu tuvo enfrente a todos su hermanos –que son unos ocho en total– y a su única hija Azul, fruto de su relación con Blanca Isabel Alvarez de Toledo. Y fue durante la espera para ingresar a la sala que a pesar de la tensión natural, el artista se sorprendió cuando su hija –una mujer de casi 50 y madre de tres hijos– lo alentó a tomarse una selfie familiar ya que estaban todos los García Uriburu juntos.
Cortocircuito. Como ya publicara PERFIL el sábado 21 de mayo, Azul se convirtió en el blanco de su padre en una solicitada que él firmó y publicó en Clarín la semana pasada (ver detalles de la misma en esta página). Consultada por PERFIL ella se excusó y dijo: “No voy a exponer a mi padre que no está bien de salud”. El jueves último, PERFIL habló con Sara García Uriburu, la hermana galerista del pintor, y una de las que activó la demanda judicial. Repitió conceptos similares a los de su sobrina y explicó que Azul no está involucrada en la causa; algo que ésta última no especificó en su momento a PERFIL.
Y es en este punto donde el artista está en desacuerdo: señala en la solicitada y lo ratificó hace una semana a PERFIL que la estadía en casa de su hija fue usada como argumento para promover la presentación judicial ya que fue allí cuando lo hicieron atender por un profesional que lo medicó con Risperidona, un antipsicótico que se usa, entre otras cosas, para tratar síntomas de esquizofrenia, episodios de manía o episodios mixtos: síntomas de manía y depresión que se presentan juntos.
El otro. Según la familia del artista, éste estaría siendo víctima de manejos espurios por parte de su compañero por más de cuatro décadas. Otro pintor que aunque ya no es su pareja ni convive con él, mantiene un vínculo de vida. De hecho, éste último había dejado un testamento a nombre de Azul.
Hoy los abogados de García Uriburu esperan que los peritos médicos de la Justicia pongan una fecha para analizarlo y determinar su estado de salud. Esto viene demorado; ese informe será definitorio para levantar la inhibición existente aunque también puede ser apelado. En caso de que se resuelva a favor de la famila, ésta podría iniciar otra demanda contra el ex compañero de García Uriburu.