“Hoy con Juliana López May visitamos la huerta de Olivos, cosechamos y después cocinamos en familia. Saber de dónde viene y cómo está hecho lo que comemos es fundamental para una alimentación saludable, por eso es tan importante volver a cocinar: chicos, grandes, hombres, mujeres, todos en la cocina”. Así escribió Juliana Awada en su cuenta de Instagram y además acompañó con una serie de fotos donde se la ve en la famosa huerta que ella y profesionales del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) armaron en la quinta presidencial.
“Conozco a Juliana (Awada) desde antes que sea primera dama y siempre que nos hemos cruzado hablamos del disfrute de la comida”, relata a PERFIL Juliana López May, reconocida chef y autora de varios libros de cocina. “Nunca había estado en la residencia de Olivos y la idea surgió de Leila y Zoraida (hermanas de Awada), que todo el tiempo hablan de comida... Ellas tienen libros, cocinan un montón; de hecho, Leila es muy buena cocinera. Y como yo le he dado algunas clases a la familia, me propusieron tener una clase compartida con todas las hermanas. Incluso se sumaron las hijas de Zoraida”.
Si bien por redes sociales López May sabía de la existencia de la huerta presidencial, dice que cuando la recorrió le resultó “impresionante por la variedad y la prolijidad”. Y que “justo había dos personas haciendo el cambio de cosecha, y ese fue otro motivo de charla con ellos y con Juliana”.
También aprovechó para recorrer el vivero y el gallinero donde están los ejemplares de ponedoras, donde incluso Awada le regaló un maple de huevos frescos.En ese recorrido, ella le comentó a la chef que va todo el tiempo que puede, sola o con Antonia, que lo que se cultiva allí se usa para abastecer a Olivos, y que no solo muchos de los que visitan la residencia siempre algo se llevan sino también los que allí trabajan.
El menú de Olivos. “Cuando me confirmaron el día de la clase, les propuse tres opciones de menúes para cocinar y finalmente Juliana eligió ‘el menú italiano’”, detalla López May a PERFIL. “Pan integral con frutas secas y miel, sopa de espinaca y zanahoria, risotto a la remolacha y tomillo, torta sin manteca, con polvo de avellanas procesado y tostado y chocolate, y unos cantuccini para el té”. La infusión también fue invención de la chef y se sumó al recetario de Olivos: una combinación de cedrón, menta, miel y jengibre.
En general, cuando López May da sus clases, es ella quien realiza todo al mismo tiempo que explica el desarrollo de cada receta. Como se hace en televisión. Pero en este caso fue diferente, “todos metían mano en todo, fue más interactivo, relajado e informal”, dice. Y en el ínterin hubo momentos divertidos entre las hermanas Awada, como cuando le “reprocharon” no tener un cucharón en semejante cocina.
Toda la experiencia gastronómica duró unas tres horas y un momento de disfrute entre las mujeres Awada.