Definitivamente no está en un buen momento. La semana pasada, Justin Bieber fue noticia por su arresto tras haber sido detenido por correr picadas en un área residencial de Miami bajo el efecto combinado de alcohol y marihuana y, además, con la licencia de conducir vencida. Esta situación hizo que el 14 de febrero tenga que presentarse a declarar ante la Justicia estadounidense. Luego, hace unos días, un altercado en Canadá con un chofer de una limusina al que le habría pegado en diciembre de 2013 lo llevó a las tapas de las revistas nuevamente y también a la Policía para responder sobre los cargos de agresión que le habían imputado. El saldo: el pago de una fianza de 2.500 dólares y otra citación para presentarse el 10 de marzo próximo ante la Justicia de su país, Canadá.
Fuera de estas situaciones judiciales sorprendió un hecho que involucra a Barack Obama: doscientas mil personas firmaron un petitorio que se envió a la Casa Blanca para que se deporte al joven. El mismo superó el umbral de las cien mil firmas necesarias para que el tema sea considerado por el presidente norteamericano. “Nosotros, el pueblo de Estados Unidos, sentimos que estamos siendo erróneamente representados en el mundo de la cultura pop. Nos gustaría que el peligroso, irresponsable, destructivo y abusador de drogas Justin sea deportado. No sólo amenaza la seguridad de nuestra gente, sino que además es una influencia desastrosa para los jóvenes de nuestro país”, dice el mencionado escrito.
Como muchos artistas del entretenimiento no estadounidenses, Bieber –quien, según la revista Forbes, ganó 58 millones de dólares en 2013–, vive y trabaja en Estados Unidos con una visa O-1, una especie de visa de trabajo VIP.
Por otro lado, el jueves, el alcalde de Toronto, Rob Ford, pidió clemencia poniendo énfasis en la “juventud” de su compatriota. “Tiene 19 años, traten de recordar cómo eran ustedes a esa edad”, dijo Ford a los periodistas estadounidenses que pidieron “mantener” en Canadá al cantante. Pero Ford también cuenta con algunos problemas con la ley ya que estuvo envuelto en escándalos tales como conducta impropia, acoso sexual, alcohol y drogas lo que, según sus detractores, le quita credibilidad a su pedido de “clemencia”.