Hubo una frase que, dicen, ella solía repetir en los momentos más complejos, sobre todo cuando tuvo que responder frente a una causa judicial que puso en duda la filiación de sus hijos: “Sólo hallo la felicidad en la lucha”. La máxima era de su esposo, Roberto Noble, fundador de Clarín, el diario que Ernestina Herrera dirigió a partir de su muerte, en 1969. El jueves al mediodía, sus restos fueron depositados junto a los de su marido en el Cementerio de la Recoleta.
Ernestina Herrera de Noble falleció el miércoles a los 92 años. Había estado internada veinte días en el Instituto del Diagnóstico. “Antes de que la internaran estaba lo más bien, se vino abajo en los últimos días. Además del tema de la edad, ella era diabética”, contó a PERFIL una persona que supo estar cerca de la familia. El jueves, familiares, amigos, algunos políticos y toda la cúpula dirigencial del multimedios Clarín se acercaron al cementerio para despedirla.
Allí, mezcladas entre la gente, en primera fila, estuvieron Adelina y Teresa, sus dos empleadas que supieron acompañarla en los últimos años. También allí, junto Marcela y Felipe Noble Herrera estuvo Guadalupe Noble, la única hija que Roberto Noble tuvo con su primera mujer, y también heredera de parte de su fortuna, quien supo sostener fuertes diferencias en torno al “legado Noble”. De esa situación por demás complicada quedó la frase que lanzó un día de 1996: “Le voy a pelear las páginas del diario a Ernestina”. Una frase que, si se diera en tiempos actuales, ocuparía espacio –o páginas– en los medios y no unicamente en la sección Empresas o Economía. Dos mujeres, madre e “hijastra” enfrentadas por una considerable fortuna ejerce un atractivo informativo superlatuvo.
Ambas mujeres fueron protagonistas de un juicio de impugnaciones hereditarias pero la discresión fue parte de esa dura disputa. Pero en los libros que reseñana la historia de Clarín esa situación judicial-familiar está detallada.
El tiempo pasó y aquello que fue motivo de disputa se selló en el ámbito correspondiente. El jueves, en Recoleta, Guadalupe se abrazó con Marcela Noble Herrera, mostrando que las diferencias familiares a ellos no los compete. “Estoy muy conmocionada, fue la mujer de mi padre y mi vida estuvo fuertemente ligada a la suya desde los 8 años. El afecto y la comprensión priman por sobre las desavenencias”, dijo a PERFIL Lupita o Lupe, como le dicen.
Marcela y Felipe Noble estuvieron acompañados por sus hijos, los nietos que Ernestina adoraba. Lentamente fueron recibiendo los saludos y los mensajes de condolencia de varias personajes de la política. “Vine por amor a ellos, los hijos. Los quiero mucho y los acompaño en su dolor”, expresó Elisa Carrió. Mauricio Macri decidió despedirla en los fúnebres de un matutino donde lamentó “el fallecimiento de quien fuera figura señera del empresariado argentino”.
Y en la homilía que en el cementerio estuvo a cargo del padre Guillermo Marcó, el religioso dijo: “Ante todo, fue mamá, fue abuela. Una mujer de discreción que, frente a la persecución sufrió en silencio”.