A poco de que se cumpla un año del juicio político que le inició la procuradora general de la Nación por supuesto abuso de poder por investigar al empresario Lázaro Báez por lavado de dinero, el fiscal José María Campagnoli “revela” cuál fue su método para superar ese momento: el nado en aguas abiertas. Esta disciplina no sólo le sirve para relajarse, sino también para afrontar su trabajo diario. Y cuenta cómo se prepara para volver al ruedo luego de un corte del tendón del bíceps.
—¿Desde cuándo nada en aguas abiertas?
—Desde hace unos siete años. En 2008 fui a mis primeras competencias en las lagunas de Chascomús y de Monte. Y me gusta mucho el mar... pensar que puedo meterme a nadar aun con un mar embravecido y ver la ciudad desde lejos cuando se transforma en una delgada línea en el horizonte.
—¿De dónde surgió esa pasión?
—Creo que tiene que ver con los desafíos a vencer: contra uno mismo, con la mente y la capacidad física.
—¿Con cuánta frecuencia lo hace?
—En general cuatro veces por semana, en rutinas de entre tres o cuatro kilómetros. A veces lo hago por mi cuenta y otras con mi entrenadora, Grisel Barrozo.
—¿En qué se basa el entrenamiento?
—Se busca aumentar la resistencia física y para ello mejorar el estilo, tener más fuerza y bajar los tiempos de los recorridos. Otra parte importante tiene que ver con acostumbrar la mente a que va estar por un buen tiempo haciendo una rutina.
—¿Nada con un equipo?
—Sí, con compañeros del club CUBA. Pero lo que más me gusta es entrenar en el mar. En Miramar, donde veraneo, hay una carrera genial. Además, en enero, con un grupo de amigos, llueve o truene, a las 13 nos metemos a nadar. Después nos quedamos tomando mate y charlando.
—¿El deporte lo ayudó durante el proceso de juicio político?
—Sí, soportar una carrera de aguas abiertas permite realizar alguna comparación con circunstancias de la vida. No aflojar, concentrarse en lo importante, mantener el ritmo, no asustarse frente a un calambre, dominar el dolor, saber que la meta está lejos y que se requiere de esfuerzo para llegar. Son todas pautas que se pueden aplicar a los problemas con los que uno tiene que lidiar. Principalmente, dar lo mejor de uno y no rendirse jamás, aun cuando la situación es adversa.
—¿Cómo vivió ese momento?
—Fue muy difícil. De algún modo, lo viví como si me hubiese entrenado durante toda la vida para pasar esa prueba. Me refugié en mis convicciones, en mis hijos, en mi equipo de trabajo, que también era perseguido. Y por supuesto, en el resto de mi familia, amigos, y miles de personas que me brindaban su apoyo por la calle.
—¿En qué momento se encuentra ahora?
—En el trabajo, estoy rearmando mi equipo, que fue desintegrado. En mi familia, sigo con mi doble rol de papá-mamá con mis cinco hijos, que a partir del fallecimiento de mi esposa, hace tres años y medio, deben canalizar todos sus problemas en mí y deben soportar mi falta de dotes culinarias, aunque creo que cada día cocino un poco mejor.