Luego de cumplir con una apretada agenda como parte de la celebración tras la entronización, sucedida el 1º de mayo, los reyes de Holanda, Máxima y Guillermo, comenzaron a disfrutar de sus vacaciones de verano junto con sus hijas, las princesas Amalia, Alexia y Ariane.
Lo hicieron en su residencia Villa Eikenhorst, ubicada en el apacible pueblo de Wassenaar, 50 kilómetros al sur de Amsterdam, que en breve deberán dejar –tal como lo marca el protocolo– para mudarse al palacio Huis ten Bosch.
Fue construido por el príncipe Federico Enrique como residencia de verano para él y su esposa, la princesa Amalia, y fue el hogar de la suegra de Máxima desde 1981, cuando se instaló allí con su familia. Ambos monarcas han comentado que, si fuera posible, ellos preferirían permanecer en el palacio de Wassenaar porque es allí donde sus hijas se sienten más a gusto y se manejan como “ciudadanas normales”.
Ayer, como es costumbre cada año, antes de iniciar las vacaciones propiamente dichas la familia real holandesa posó para los medios locales e internacionales en los jardines de Wassenaar. Esta rutina forma parte de un convenio tácito que la corona tiene con los medios para que durante el receso estival no se los fotografíe en situaciones no previamente acordadas. Dicho acuerdo se repite cuando vienen a Villa La Angostura a visitar a la familia de Máxima y pasar sus vacaciones.
En las imágenes, marcadas por la informalidad –una característica que el matrimonio real no ha perdido– y realizadas en los jardines del palacio, se los ve sonrientes y felices. Las tres pequeñas no se privaron de jugar con su papá con total naturalidad, como si las cámaras no estuviesen, y se vistieron para una parte de la sesión con vestidos diferentes como para acentuar esa imagen relajada que quieren transmitir sus padres.
Esta misma semana la familia se mostró en el Longines Grand Prix Port of Rotterdam, una competición hípica que siguieron con mucho entusiasmo, y también eligieron que cada una de las niñas vistiera un modelo distinto.
De todos modos, éste no será el único lugar de descanso de la familia real. Se espera que los reyes y sus tres hijas pasen también unos días en Porto Ercole y en la Toscana, donde la corona tiene una propiedad. Por el momento no se ha confirmado que el recorrido turístico incluya la isla griega donde Máxima y Guillermo compraron una propiedad en 2012.
La abdicación de la reina Beatriz y la posterior entronización de los nuevos reyes implicó una apretada agenda que los llevó durante más de un mes a recorrer Holanda, apadrinar eventos e inauguraciones y visitar de manera oficial algunos países con los que la corona de Orange mantiene alianzas estratégicas y, sobre todo, comerciales, como Luxemburgo –el primer destino fuera de Holanda que visitaron–, e Inglaterra, donde se entrevistaron con la reina Isabel.
Aunque el pueblo holandés ya se ha acostumbrado a la frescura que imprimió Máxima a la corona, los sucesivos viajes que realizaron a las provincias de ese país fueron seguidos con un fervor que sorprendió incluso a los medios gráficos de Holanda, algunos de los cuales extendieron la cobertura –en especial fotográfica– destinada a las noticias relacionadas con sus nuevos monarcas.