Este discreto norteamericano de 72 años es quien quedó a cargo de la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent. Madison Cox es paisajista y si bien siempre fue de bajo perfil, hay una elite internacional que lo conoce porque diseñó jardines para gente muy poderosa. Fue por su profesión que en 1980 conoció a Saint Laurent, obviamente ya un ícono de la moda francesa, y a Pierre Bergé, su socio y también pareja. Ellos le encargaron la decoración del jardín Majorelle, y de la villa que finalmente completó ese famoso lugar que la pareja armó en Marrakech y que desde 2017, Cox ayudó a transformar en museo. Con el tiempo la famosa dupla se separa como pareja aunque Bergé sigue encargándose de los números de la compañía que luego fue vendida hasta terminar en el catálogo de lujo del grupo Kering, de la familia Pinault.
Si siempre fueron personajes de bajo perfil fuera de las presentaciones en la Semana de la Moda, con el retiro de Yves Saint Laurent en 2002 de los desfiles, la discreción pasó a ser la norma hasta su muerte en 2008.
Estrategia. La historia, según se relata, es que para asegurar el importante legado de Yves Saint Laurent y el suyo propio –y ensamblado–a los 86 años y ante una salud con altibajos, Pierre Bergé decidió casarse con Madison Cox, de 59 años, en marzo de 2017. En septiembre de ese año finalmente Bergé muere. El legado quedó consolidado en la mencionada fundación de la que Cox es titular. Bajo esa estructura funcionan el museo de Marrakech y también el de París, que se abrió ese mismo 2017 en la mansión de la Avenida Marceau donde vivió Yves Saint Laurent. Hoy sábado 29 enero, ese museo se suma a otros cinco museos que en París rinden tributo a la obra del diseñador que contribuyó a que esa ciudad sea capital de la moda internacional. La elección de la fecha no es casual sino que coincide con los sesenta años del primer desfile que Saint Laurent hizo con su propia marca. Así en una acción inusual para rendir tributo a un diseñador de moda, el Museo de Arte Moderno, el Museo Picasso, el Museo d’Orsay, el Louvre, obviamente el Museo Yves Saint Laurent, y el Centro Pompidou tienen salas destinadas a exhibir piezas creadas por él a lo largo de toda su carrera.
Duetos. Si bien todas revistan interés, la que presenta el Pompidou tiene un característica particular. Fue precisamente en la plaza de ingreso a ese espacio cultural donde Saint Laurent se despidió de las pasarelas con un desfile en un París rendido a sus pies. Fue un frío martes 22 de enero de 2002, a las seis de la tarde, ante dos mil invitados, además de un público que siguió ese particular espectáculo a través de dos pantallas gigantes. “Fue uno de los primeros momentos en que arte y moda se encontraron”, dijo Mustapha Bouhayati, por entonces RR.PP. del Centre Pompidou. Siguiendo ese concepto, se armó una expo que combina diseños de Saint Laurent con obras de artistas que lo inspiraron. “Me gustan otros pintores, pero los que elegí eran cercanos a mi obra, por eso les pregunté”, dijo Saint Laurent en una entrevista en referencia a crear vestidos inspirados en obras de arte. “Por supuesto, Mondrian fue el primero al que me atreví a acercarme en 1965; su rigor me sedujo. Pero también Matisse, Braque, Picasso, Léger.”