Con la simpatía y naturalidad que la caracteriza,Máxima Zorreguieta terminó ayer una pequeña gira de cinco días por Colombia y Perú, países en los que se presentó en su rol de asesora especial de Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas. En esa función ella participó de actividades creadas para promover la inclusión financiera de sectores medios y bajos.
Por eso y como marca el protocolo, su vestuario fue sobrio sin accesorios que destaquen su pertenencia a la monarquía ni aun cuando fue recibida por Juan Manuel Santos u Ollanta Humala, respectivos presidentes de Colombia y Perú. El primer destino de Máxima fue Colombia, donde arribó el 3 de marzo. Esta fue su segunda vez en ese país; hace poco más de tres meses estuvo allí con su esposo en calidad de reyes de Holanda.
Esta vez su agenda marcó Lebrija, como su primer destino colombiano. El objetivo fue conocer los programas de microcrédito que impulsa la Fundación de la Mujer. Ese mismo día, en la denominada “capital piñera” de ese país, Máxima habló con mujeres víctimas del conflicto armado que se vive allí. Al día siguiente se reunió en la Federación Nacional de Cafeteros de Bogotá con el símbolo del café colombiano, Juan Valdez, para discutir el proyecto de la “Cédula cafetera inteligente”, una tarjeta que da acceso a servicios financieros a los caficultores. Fue allí donde ella recibió una similar, pero simbólica. “Es un honor poder acompañarlos en esta presentación porque marca una nueva era de compromiso con la inclusión financiera”, afirmó Máxima y destacó que Colombia es “un excelente ejemplo de cómo aumentar el acceso (al sistema financiero) con políticas públicas desde 2006”. Por otro lado, resaltó que el problema es el uso de esas políticas financieras: “En el sector rural, ocho de cada diez personas tienen una cuenta de ahorro, pero sólo tres la usan activamente. Tenemos que ver si ese producto de ahorro es adecuado para el cliente y qué precios se ponen”. Al día siguiente María Clemencia Rodríguez de Santos, como anfitriona, visitó un centro de atención integral a la primera infancia ubicado en en el barrio de la más pobre de la capital colombiana.
Durante esa visita, Máxima y la primera dama recorrieron las instalaciones y tuvieron la oportunidad de hablar con las madres de los niños que son atendidos en el instituto y participó de una presentación de títeres. En agradecimiento, los chicos les obsequiaron a las dos sendas muñecas de trapo.
En una época donde las nuevas integrantes de las monarquías del mundo, en general, tienen orígenes plebeyos y las barreras se han hecho algo más flexibles, en visitas a centros como éstos Máxima se siente cómoda y, tal como se observa en las fotos, muy dispuesta al contacto –literalmente hablando– con los chicos a la hora de escuchar lo que dicen o dejarse besar y fotografiar junto a ellos. Ya antes de ser reina, ella solía decir que estos viajes le sirven no sólo para conocer en vivo los problemas de la infancia más desfavorecida en el mundo, sino también para explicarles a sus hijas con fundamento empírico que ellas son personas privilegiadas.
Ya en Perú, donde estuvo los dos últimos días, presidió una mesa redonda en torno al tema de las finanzas inclusivas y visitó varios barrios de las afueras de Lima. Por supuesto, no faltó la reunión con el presidente Ollanta Humala, así como con los ministros de Desarrollo e Inclusión Social, Paola Bustamante, y de Educación, Jaime Saavedra, y también con autoridades de entidades bancarias que participan de los programas de inclusión financiera que ella apoya y promueve
desde su cargo en las Naciones Unidas.
Finalmente, con la primera dama peruana, Nadine Heredia, compartió una celebración en el marco de los festejos por el Día Internacional de la Mujer