Bombos y cánticos inundan la ciudad de Belo Horizonte y, del otro lado del teléfono, la voz de Yanina Screpante se pierde por momomentos. Brasil le acaba de ganar a Chile y el país que organiza el Mundial, acaba de clasificarse para cuartos de final. “¡Acá, la cosa está que arde!, dice Yanina a PERFIL.
Esta semana Ezequiel Lavezzi, su novio, estuvo en boca de todos y ella, dice, lo vive tranquila: “Para mí es muy común. Ya lo viví cuando él jugaba en el Napoli: había una fiebre con él de hombres, mujeres, niños, viejos... ¡Todos!”.
La lavezzimanía invade Argentina y Screpante está enterada por los mensajes que recibe en su celular. “Mis amigas me mandan por WhatsApp fotos de él con cosas graciosas!”, cuenta esta modelo de 30 años, que abandonó la carrera de diseño de interiores, para seguir al futbolista.
Ambos se conocieron en agosto de 2010, luego de que una amigo en común los presentara. Pasaron unos meses y ella se fue a Italia con unas amigas, país donde él jugaba por entonces. Cuando el delantero se enteró de que ella estaba a pocos kilómetros le pidió una cita. Después de algunos “no” y cierto prejuicio que tenía ella sobre los deportistas –había estado de novia con Juan Martín del Potro–, le dio una oportunidad.
“Largué todo y me fui con él. Es algo a lo que hoy ya estoy acostumbrada”, dice esta joven quien desde 2012 vive en París con Lavezzi, convertido en delantero del Paris Saint-Germain.
Acostumbrada. Esa es la palabra que Yanina encuentra también a la hora de hablar sobre la broma que Lavezzi le hizo a Alejandro Sabella, cuando el miércoles pasado le tiró agua en su cara en medio del partido frente a Nigeria. “El otro día fuimos a la playa y no paraba de jugar a tirarme arena. Es un chico. Fue muy bueno lo que pasó en el último partido. La verdad que se lo merece. Nos reíamos viendo y leyendo algunas de las cosas que salieron ahora en las redes sociales.
—¿Y eso del grupo que se hizo en Facebook para que él juegue sin camiseta también te causó gracia?
—Sí, mucha. Más allá de todo lo que dicen de la parte física, está pasando por un increíble momento deportivo, Ojalá que pueda jugar el martes como titular.
—¿Alguna fanática cruzó el límite alguna vez?
—Por suerte no me tocó vivir ninguna situación extrema. Y debo decirte que las minas en ese sentido son bastante respetuosas. Por lo menos, algunos comentarios que llegué a leer por ahí no eran zarpados.
—¿Vos tenés lo tuyo también, cómo es Pocho a la hora de los celos?
—Tranquilo. También está acostumbrado. Igual yo estoy un poco alejada del mundo de la moda ahora.
—Se habla mucho del look de él. ¿Lo aconsejás?
—Sí, todo el tiempo. Le digo cómo tiene que combinar los zapatos y los trajes. ¡Y la valija se la armo yo! (risas)
—¿Lo ves como modelo?
—No sé si como modelo, sí como personaje. Creo que lo de Etiqueta Negra (N. de la R. protagonizó la campaña con Calu Rivero en 2013), lo hizo justamente como eso, un personaje... ¡Con facha! Eso le da nivel, onda y estilo.
—Sus tatuajes también llaman la atención. ¿Te gusta que tenga tantos?
—Sí, cuando lo conocí ya tenía la mayoría. ¡Está bueno que se deje algún lugar libre también!
—¿Tienen alguno en común?
—Sí, tres: tenemos la estrella del Sur, la palabra “Love” con un corazón y la palabra “Gioia” que significa “alegría” en italiano.
—Están juntos hace casi cuatro años de novios, ¿hablan de casamiento?
—Estamos muy bien así. Obviamente es algo de lo que se habla. Igual yo soy muy Susanita: espero que él me lo venga a pedir.
—¿Y?
—El me pide hijos (risas). Veremos, cada cosa en su debido momento.