Dicen que de las crisis se aprende y que son necesarias para que venga lo bueno. Que hay que dejar pasar la tormenta para que llegue la calma. Después de enfrentarse a la mayor amargura de su carrera cuando perdió la final contra Alemania en el Mundial pasado, volver a enfrentar al fantasma de la derrota en la Copa América de Chile a principios de julio, después de que su mujer estuviese internada con cinco meses de embarazo hace un tiempo, de que dijeran que iba a dejar la Selección Argentina, en fin, después de tiempos difíciles, a Lionel Messi finalmente la vida le sonríe.
Claro, habrá quienes piensen que al mejor jugador del mundo, con una cuenta bancaria de cientos de millones de dólares y el mundo a sus pies, nada lo perturba. No es así. De hecho, La Pulga, en un movimiento poco usual, recientemente demostró “detalles de humanidad” y de quien ha aprendido del camino recorrido: “Más de lo que me mataban, no me iban a matar. Yo ya estoy acostumbrado a que digan ciertas cosas”, dijo Messi, relajado, en el programa ESPN FC Radio, por ESPN 107.9. Callando las especulaciones sobre si iba a dejar la Selección explicó: “Mientras el técnico me cite, yo voy a seguir estando presente”. En la próxima gira por Estados Unidos, la Argentina se enfrentará en amistosos a Bolivia el 4 de septiembre y a México el 8.
Las declaraciones vinieron a cuento luego de que terminara de darse vuelta la rueda de la fortuna y quede claro que Messi está en su mejor momento.
El jueves se alzó como ganador del premio al Mejor Jugador de Europa de la UEFA. Y no sólo eso: de los 54 votos del jurado (integrado por periodistas de todo el mundo, uno por país), 49 fueron para el argentino, dejando a su eterno rival Cristiano Rolando, que recibió sólo dos votos, con una sonrisa dibujada y un aplauso de compromiso. El uruguayo Luis Suárez fue el otro que llegó a estar entre los mejores tres de quienes juegan en el Viejo Continente, con un punto más que Ronaldo.
“Estoy feliz. Este premio es importante y me pone contento porque me ha tocado ganarlo. Estoy feliz por empezar así esta temporada y por cómo terminamos la pasada. Ojalá este año podamos repetir algo parecido”, dijo Leo sobre la arrasadora victoria, en una gala realizada en Mónaco.
A la entrega asistió solo, ya que su mujer, Antonella Roccuzzo, está de siete meses de embarazo y al cuidado de su primogénito, Thiago. Es que la felicidad inunda todos los planos de la vida de Messi. Y se nota. El nuevo heredero llegará alrededor de la misma fecha en la que nació su hermano, que el 2 de noviembre cumplirá 3 años.
Antonella, rosarina como su marido, transita la dulce espera con buena salud –después de un susto un tiempo atrás por una infección urinaria– y pasa sus días bajo el sol de Barcelona. Ella está acompañada de su mamá y su suegra, que están ansiosas por la llegada del bebé.
Y si los rumores son ciertos, las buenas noticias para Leo continúan: todo indica que la pareja, que lleva una década junta, planea
su casamiento para mediados del 2016, en Rosario.