Luppi pertenece a una generación de actores en la que están Pepe Soriano, Norma Aleandro, Héctor Alterio y Alfredo Alcón. Tanto él como el resto, antes de la dictadura, tenían un lugar, un nombre y una forma de pensar el mundo con sentido de lucha y solidaridad. Un actor con mucha cultura e inteligencia.
Es una gran pérdida. Fue un actor con gran presencia y gran sentido de la organicidad actoral. Ya en sus primeras películas, en los años 60 y en blanco y negro, él era como un actor moderno, adelantado. Las ves ahora y es como si hubiera actuado hoy. Era muy relajado y la vez concentrado, con mucha comunicación con el otro actor, el compañero. En la jerga, los actores decimos “muy orgánico”. Un tipo despierto y sobre todo muy profesional.