PROTAGONISTAS
martin rios fue declarado iniMputable

“Un día van a decir que se curó y va a volver a matar”

Dos sobrevivientes baleados por “el tirador de Belgrano” recuerdan con dolor el día de la tragedia y la muerte de su amigo Alfredo Marcenac.

Emoción y pena. Pablo Alberto Jagoe y Juan Pablo Arrate en su casa de Necochea. Todavía siguen con tratamiento psicológico. “Jamás se hará justicia”, coinciden.
| Luis Mariscal

Todavía recuerdan el ruido de la balacera y tienen impregnada en la piel una cicatriz que no los deja olvidar esa trágica tarde de 2006 cuando el “tirador de Belgrano” vació el cargador de su pistola sobre sus cuerpos. Juan Pablo Arrate y Pablo Alberto Jagoe son sobrevivientes de aquel día de invierno y amigos de la única víctima fatal. Los tres habían venido desde Necochea para  estudiar, sin siquiera sospechar lo que les pasaría.
“Jamás se va a hacer justicia, porque insisten con que es esquizofrénico y nosotros estamos seguros de que él sabía lo que hacía”, coinciden. Se refieren a Martín Ríos, quien fue declarado, por segunda vez, inimputable.

El 6 de julio de 2006, alrededor de las 16.45, en la avenida Cabildo al 1708, Ríos extrajo su pistola Bersa Thunder y efectuó al menos 13 disparos contra las personas que se encontraban en el lugar. Alfredo Marcenac (18) quedó tendido en el suelo tras recibir tres impactos de bala en el cráneo, tórax y abdomen, mientras todos corrían a su alrededor. El atacante guardó el arma y se escapó caminando. “No entiendo todavía por qué se ensañó con nosotros”, reflexiona Arrate, en diálogo con PERFIL. “La imagen de esa mano apuntándonos con un arma no la voy a olvidar nunca”, se lamenta Jagoe.

Ayer, el Tribunal Oral Criminal 26 volvió a absolver a Ríos (ver recuadro) por entender que sufre de esquizofrenia, lo que lo hace ser considerado inimputable por no comprender la criminalidad de sus actos. “Nosotros no creemos en la Justicia. En el primer juicio ya nos demostraron que no existe y para éste no teníamos ni un poco de esperanza de que sea juzgado como corresponde”, dice Arrate. En la misma línea opina Jagoe: “Jamás se va a hacer justicia, un día van a decir que se curó y va a volver a matar”.

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Aquel día. Pasaron ocho años desde la tragedia, y los amigos de Marcenac todavía tienen vívido el recuerdo y la marca de esa infernal balacera. Arrate recibió un disparo en el pie, Jagoe fue herido en la pierna izquierda.

“Es un momento que no me lo voy a olvidar en mi vida. Alfredo tenía ganas de tomar un helado y nosotros dos queríamos almorzar, entonces nos tomamos el subte, bajamos en la estación Hernández, hicimos media cuadra y empezamos a escuchar ruidos. No entendíamos qué pasaba. Pablo me gritó que corriera. Me tiré detrás de un árbol sin siquiera darme vuelta”, recuerda Arrate. El  tiroteo duró minutos. “Alfredo estaba boca abajo –continúa– con mucha sangre alrededor. Le veo dos agujeros en la espalda y uno en la cabeza... mi amigo estaba agonizando. Pablo tenía una herida en el pie y yo un tiro en la pierna izquierda, y no me había dado cuenta”.

Alfredo murió poco después   y otras seis personas resultaron heridas. “Me hicieron dos intervenciones quirúrgicas y vino una comitiva a Necochea, donde regresamos luego del hecho, para preservar el proyectil que me había quedado en el pie. Se podría haber convertido en un aporte importante si Ríos hubiese sido juzgado por lo que hizo, pero no sirvió para nada. Para mí fue muy difícil superar el sentimiento de culpa que me generó todo esto... yo les había propuesto a los chicos ir para esa zona de Belgrano, porque me había ido mal en un parcial y quería distraerme”, describe Jagoe, conmocionado. “Creo que fue una fatalidad del destino, todo se dio para que estuviésemos en ese lugar y a esa hora para formar parte de la tragedia”.

Ambos jóvenes regresaron un par de veces al lugar de la tragedia para entender lo que ocurrió, aunque “estar ahí  nos hizo sentir una sensación horrible”.

Tuvieron que afrontar tratamientos psicológicos y psiquiátricos, les cambió el carácter y buscan ánimo día a día para no decaer. Jagoe no pudo retomar sus estudios y ahora trabaja en un comercio familiar. “Si estoy en la calle y escucho un ruido fuerte o fuegos artificiales, un escalofrío me recorre el cuerpo”, cuenta. Arrate evalúa la posibilidad de hacerse una cirugía estética en la pierna para borrar la marca de la tragedia. “Todos los días me miro la cicatriz y me genera mucha angustia. No me puedo olvidar de lo que pasó. Esta herida es un recuerdo de Alfredo que no quiero tener. Prefiero recordarlo de otra manera”.

 

Dos veces absuelto

El denominado tirador serial de Belgrano, Martín Ríos, fue absuelto ayer por segunda vez al ser declarado nuevamente inimputable por el

asesinato de Alfredo Marcenac y seis tentativas de homicidio cometidas en cuatro ataques entre 2005 y 2006.

Al igual que sucedió en 2009 en el primer juicio, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 26 consideró que Ríos es un “enfermo mental psicótico esquizofrénico” que no pudo comprender la criminalidad de sus actos, y ordenó que siga alojado bajo tratamiento en el establecimiento psiquiátrico del penal de Ezeiza.

“Fuimos nuevamente estafados por el sistema judicial”, dijo a los medios Adrián Marcenac, padre de la única víctima fatal en la puerta de los Tribunales. “Ríos sabía exactamente lo que estaba haciendo y comprendía el daño que estaba generando”, completó.

El acusado llegó a los tribunales en una ambulancia del Servicio Penitenciario a las 9.40 y cuando los jueces le ofrecieron pronunciar sus últimas palabras antes del veredicto, se acercó al micrófono y dijo “nada”, lo mismo que había dicho en 2009, cuando se realizó el primer juicio.

Después de un cuarto intermedio, los magistrados Marta Yungano, Patricia Llerena y Eduardo Fernández comunicaron la absolución del imputado.
Ríos ya había sido absuelto en un primer juicio realizado en 2009, cuando el TOC 12 porteño lo declaró inimputable, pero en 2010 la Cámara Nacional de Casación Penal anuló parcialmente el fallo y ordenó la realización de un nuevo debate, aunque sólo por la cuestión de la imputabilidad.

Distintos peritos repasaron la situación psíquica de Ríos en una única audiencia ya que los cuatro hechos que se le adjudican habían sido probados como de su autoría.

El primero fue el ataque a un colectivo en 2005. Al año siguiente disparó contra una confitería, donde una mujer resultó herida. Cuatro meses después baleó a un tren en movimiento sin provocar heridos. El último fue en Av. Cabildo 1700, donde acribilló con tres disparos y mató a Alfredo Marcenac en plena vía pública.