La peligrosa mutación en un par de genes que Angelina Jolie detectó no se diferencia tanto de las tasas de colesterol o triglicéridos o glucosas, etc., que los simples mortales solemos enterarnos de que padecemos. Todo eso indica que tenemos determinada propensión a contraer ciertas enfermedades y, en consecuencia, una probabilidad de morirnos.
Cuando esa cifra es alta, se recomienda intervenir de modos más radicales, no sólo con medicamentos, dietas y actividad física, sino recurriendo a cirugías, como fue el caso de la actriz en cuestión, cuyo cuerpo potencialmente enfermo es, sin embargo, uno de los más poderosos íconos de belleza, felicidad y “salud” actualmente en vigor. Aunque todo esto se encuadre en lo que se espera de un ciudadano-consumidor responsable hoy en día, hay algo que llama la atención en lo que Jolie hizo: más allá de su ambigua condición de “cuerpo ejemplar”, decide vaciarse materialmente para desafiar a la muerte.
*Lic. en Comunicación y Antropología, ensayista e investigadora.