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Opinión

Los deshechos humanos

Los dirigentes se justifican ¿No les parece criminal lo que hicieron? Tal vez piensen: ¿para qué me convertí en esta basura de tipo que soy si no me puedo vacunar primero? La buena noticia es la indignación constante y en aumento que provocan en la mayoría de los ciudadanos

Los desechos humanos. Ahí están, esos son los que dicen que a ellos no hay que venir a contarles que son los derechos humanos. Ahí están, esos son los Víctor Hugo "aMorales" que la reescriben y te relatan la historia. Montoneros, Triple A, coimeros, extorsionadores, patrones feudales, servicios de inteligencia, cómplices de la dictadura, narcos, corruptos de toda calaña, mienten, encubren, aprietan, extorsionan, abusan. Ishii, Boudou, Báez, Insfrán, Zamora, Alperovich, Pata Medina, Caballo Suárez se roban hasta las vacunas. Moyano, Massa, Duhalde, Scioli, Zanini registrado como personal de salud. Eduardo Valdés, el amigo del Papa ¿Qué dirá el Santo Padre que tanto apoyo?

Encima se justifican, creen tener méritos. ¿No les parece criminal lo que hicieron? Tal vez piensen: ¿para qué me convertí en esta basura de tipo que soy si no me puedo vacunar primero? Aún cuando se ocultan en listas, sábanas o son designados en sus cargos por compañeros militantes, podrían alegar que fueron votados, elegidos.

¿Nos representan? ¿Somos eso?¿Somos todo lo mismo? Quiere decir que donde vemos gente que sale a ganarse el mango honestamente, padres que llevan a sus hijos a la escuela, jubilados que sobreviven como pueden después del robo, sólo deberíamos ver máscaras que cubren a personas miserables como Aníbal Fernández, Victoria Donda o Leopoldo Moreau.

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En los millones de jóvenes, trabajadores, estudiantes, artistas, pibes solidarios, generosos, que tratan de despegarse del pasado y viven con la ilusión de construir algo mejor. Deberíamos ver las caretas de futuros Pablo Moyano, Santiago Cafiero, Máximo Kirchner, Mariano Recalde, herederos de cargos y fortunas inexplicables.

El sistema filtra a miles de dirigentes decentes, los deja en el camino. Al verdadero poder sólo asciende una minoría dispuesta a decir y hacer lo que sea necesario para estar ahí. Si acaso nos descubren como al sobrino de Ginés González García o Scioli, los abrojos se pegan a otro puesto, no renuncian nunca nada les da asco y se van.

La buena noticia es la indignación constante y en aumento que provocan en la mayoría de los ciudadanos. Cada día en las redes sociales, en la calle, en cada manifestación de protesta, exigiendo transparencia, educación, justicia, la sociedad revela que no se resigna. Es un síntoma de salud democrática. Nos confirma que no somos todos iguales, no somos todos lo mismo, a pesar de lo que se ha visto y comprobado, del saqueo, de la baja autoestima tarde o temprano se va a demostrar que la inmensa mayoría de las personas de este país son mejores que la vida que llevan por culpa de estos desechos humanos.