El 2001 vio nacer la primera edición de uno de los festivales precursores en el país, el Cosquín Rock. Tras 22 años y nuevas locaciones, tanto nacionales como internacionales, el próximo 12 y 13 de febrero vuelve al Aeródromo Municipal de Santa María de Punilla (Córdoba) la vigésima primera edición del evento cordobés.
Perfil estuvo conversando con su creador y productor José Palazzo, el cual analizó la escena musical actual y la incursión de nuevos ritmos en el line up 2022, entre otras cosas.
¿Cómo estás viviendo la vuelta al festival tras el comienzo de la pandemia?
Muy feliz. Hemos superado las expectativas, porque la expectativa máxima era hacerlo (risas), así que estamos en la cuenta regresiva. Ya tenemos un 60% del predio armado y ahora arrancan todos los detalles finos de producción. Estamos trabajando en todo lo que son los operativo de seguridad y de acceso, y ahora hay que sumarle lo que son los protocolos de salud que, además, incrementan los costos, la logística y la cantidad de gente que necesitamos para recibir al público, pero estamos con mucho entusiasmo. Las ventas están superando nuestros números históricos, así que hay una expectativa muy grande.
Esta edición cuenta con más de 150 artistas y nueve escenarios concentrados en dos días. Es una apuesta importante…
Hemos hecho una gran inversión y nos jugamos una carta fuertísima con muchísima variedad de artistas. Algunos dicen que no son necesarios 150 artistas en nueve escenarios, sin embargo, nosotros creemos que es importante conservar la esencia de lo que estamos protegiendo en esta nueva etapa del Cosquín, que es la variedad. Eso nos da a nosotros un marco importante porque, más allá de que la palabra “rock” es muy limitante, no perdemos la esencia de lo que nosotros queremos decir. Somos uno de los festivales más importantes que tiene Argentina, por su duración, por su tiempo, por su trayectoria, porque atravesó muchísimas crisis, no solo económicas y de la Argentina, sino crisis propias del festival que nos llevaron a dudar seguirlo haciendo y, sin embargo, acá estamos.
Además, con el tiempo se fueron sumando nuevos festivales masivos año tras año con los que Cosquín tuvo que competir y mantener un cierto nivel para estar entre los más importantes del país.
El puntapié inicial lo dio La Falda Rock y después nosotros y, sinceramente, hoy, al ver el paso del tiempo y lo que hemos logrado, sentimos que nuestro trabajo ha tenido reconocimiento, no solo por parte de los artistas sino por parte del público. Logramos hacer dos ediciones en Estados Unidos, una en España, tres en Colombia, tres en México, dos en Uruguay y Paraguay, una en Chile, Perú y Bolivia, y por la velocidad con la que trabajamos a veces no podemos parar a dimensionar lo que eso significa. Tenemos una comunidad de personas que han ido al Cosquín Rock realmente muy grande y en todo el mundo, es impresionante lo que pasó con el festival. Muchas veces traccionan las figuras y otras la misma experiencia de vivir el festival, y eso es muy importante.
¿Cómo fue abrirle las puertas a nuevos géneros musicales al festival que, en un principio, se caracterizó por ser un festival de rock?
La realidad es que los paradigmas se fueron rompiendo por dos motivos. El primero, porque cuando viajamos al exterior nos dimos cuenta que en la misma noche que tocaban Los Decadente y 2 Minutos, podía tocar Ska-P y que el público disfrutaba todo. Lo mismo nos pasó en lugares como Colombia, donde había un DJ y después sonaba un artista de heavy metal. Entonces empezamos a romper una serie de paradigmas que, por ahí, así como el público iba al festival de La Falda y algunos terminaban en violencia, hoy el Cosquín demostró, a largo del tiempo, que podía combinar estilos. En La Plaza Próspero Molina tocó Almafuerte y Babasónicos en una misma noche, en un mismo escenario y en el San Roque tocó Miranda, e inmediatamente después Rata Blanca. Ese es el espíritu del festival, la variedad, el desprejuicio, más allá de los haters nosotros entendemos que el festival muestra lo que sucede en la música argentina casi en su totalidad. Un artista de tango nuevo que está creciendo muchísimo es Martin Martínez, el cantante de Ojos Locos, que hace temas de Los Redondos en versión tango y otros tangos clásicos para combinarse con Javier Malosetti, La Mississippi, Deborah Dixon y Celeste Carballo. Hay un montón de cosas que hemos ido logrando con el tiempo como La Casita del Blues. Ahora sumamos otros gestores culturales como los chicos del Club Paraguay y los chicos de Boomerang que propusieron sus escenarios y los desarrollaron con sus estilos personales. Realmente es una Babel de música esta edición del Cosquín Rock.
Incluyendo uno de los fenómenos musicales más fuertes de nuestro país en los últimos años como es la música urbana.
Nosotros tenemos a María Becerra, Acru, Wos, Trueno. Todo eso está dentro de esta nueva forma de escuchar música, no solo por los ritmos sino también por las líricas, pero la realidad es que le pusimos “Nueva Tinta”, porque ellos también son escritores urbanos como lo fueron en su momento Spinetta, Las Pelotas, Sumo, Tanguito que escribían sobre su barrio, sobre su cuadra, su manzana, sobre sus problemáticas. Por eso le pusimos “Nueva Tinta”, porque no es un escenario solo de trap y hip hop, sino que hay un montón de estilos musicales. Una de las características de estos chicos, que muchos no superan los veinte años, es que cuentan cosas que suceden a su alrededor y forman parte de la idiosincrasia del rock, de quejarse de algo que ya existe y qué quieres modificarlo, por lo menos desde la lírica o de lo artístico y eso está sucediendo en un montón de nuevas generaciones de músicos. Y para mí, que me encuentro con esa música que yo no consumo, porque sigo escuchando en mi casa rocanrol y blues, pero es una música interesante que me parece que le suma nuevas generación al Cosquín y eso está buenísimo. Pero también estoy orgulloso de poder juntar en un mismo escenario a Skay, Guasones, Ciro, Divididos, La Vela Puerca y a nuevos rocanroleros como Sueño de Pescado, Nagual, Cruzando el Charco o La Chancha Muda y esas combinaciones de rocanrol, hablando del rock argentino más rock, también están presentes. Tenemos un cúmulo de artistas que forman parte del rocanrol argentino y, salvo Charly, están todos.
¿Alguna vez intentaste tener al Indio Solari en el Cosquín?
No, nunca intenté con el Indio. Al haber crecido tanto en estructura, para el Cosquín Rock un artista tan gigante como el Indio Solari sería un problema más que algo alucinante. A lo mejor, el Indio tendría que estar como La Renga, que va a estar tocando en ese mismo predio dos semanas después, el 26 de febrero, porque hace cuatro años que no toca.
¿Es complicado coordinar con los artistas los horarios de sus presentaciones o los lugares que ocupan en la grilla?
Sinceramente, muchos de los artistas que vienen, se acuerda de todo con ellos. No es que el festival les dice “estas son las condiciones y de ahí no nos movemos”. Mucha gente dice: “¡Pero cómo lo vas a poner a ese horario!”. Muchos de los horarios que vas a ver han sido pactados con los músicos. En el caso de Fito, una vez lo pusimos a las siete de la tarde y casi me caga a trompada (risas), pero después se enamoró de ese horario y ahora, una de las pocas condiciones que puso para estar en el Cosquín Rock fue tocar a las siete de la tarde (risas). Muchos artistas que cerraron históricamente el festival como Ciro, un día les propusimos tocar temprano y ya nunca más quisieron volver al cierre del festival. Y otros que tocaban temprano y que les tocó el cierre, les empezó a gustar ese horario. Mucho de lo que sucede se pacta de común acuerdo para que, a la hora de desarrollar el festival, gran parte de los que participan estén contentos.
¿Te quedó afuera algún artista que te hubiera gustado tener este año?
Sí. Me hubiera gustado tener a Don Osvaldo y a Charly García. Charly no pudo por cuestiones de salud y con Don Osvaldo teníamos otra agenda armada, así que tampoco se pudo.
Quizás uno de los mayores desafíos de este año es la logística de los protocolos ‘Cómo fue organizar esta nueva responsabilidad del festival?
Es mucho trabajo. Vamos a tener un control de carnet sanitario qué se puede bajar en el celular con la aplicación Cuidar o Mi Argentina, y en el caso de los cordobeses con CiDi, que es Ciudadano Digital. Ahí están todos los datos sobre la vacuna. Esa aplicación tiene que estar abierta al llegar a un determinado control. También pueden ir con el físico. Con todo lo que acredite las vacunas se puede entrar sin ningún problema. La provincia de Córdoba, a través del Ministerio de Salud y la Cruz Roja va a acompañar este acceso nuevo, que es como un control extra y eso nos va a permitir asegurarnos que todas las personas que ingresen estén vacunadas. Adentro se recomienda distancia social y hay nueve hectáreas, así que se puede mantener perfectamente esa distancia. Por otro lado, mientras no haya comida y bebida, el uso del barbijo va a ser obligatorio.