Un estudio realizado por científicos españoles reveló que casi la mitad de las jóvenes a quienes les diagnosticaron anorexia o bulimia padece también un trastorno de personalidad.
Los especialistas de la Universidad Jaume I (UJI), de Valencia, buscaban dirimir si existe conexión entre los trastornos alimentarios y algunas características de la personalidad. Según los científicos, cuyo informe fue reproducido por la agencia Europa Press, dar respuesta a ese enigma puede tener una importancia "capital" por varias razones.
Una es la prevención, porque descubrir una relación entre los trastornos alimentarios y de personalidad podría ayudar a detectar a tiempo a personas especialmente vulnerables a sufrir anorexia o bulimia, porque aunque los tratamientos son efectivos, hay un alto porcentaje de recaídas.
Los especialistas señalaron que si se puede descifrar la influencia de los trastornos de personalidad en la propensión a la recaída, esto puede ayudar también a aumentar las posibilidades de éxito del tratamiento.
Con estos objetivos, las investigadoras del Departamento de Psicología Básica, Clínica y Psicobiología de la UJI analizaron la personalidad de 150 mujeres jóvenes con una edad promedio de 24 años, distribuidas en tres grupos.
El primer grupo estuvo compuesto por jóvenes diagnosticadas de una bulimia nerviosa (60 por ciento) y de anorexia nerviosa (40 por ciento).
"Lo que vimos es que un 48,5 % de las pacientes del primer grupo, es decir, chicas con anorexia o bulimia nerviosas, cumplía criterios de un trastorno de personalidad", comentó Azucena García Palacios, investigadora del estudio.
Los patrones de personalidad patológica más frecuentes eran el tipo evitativo y el autodestructivo, unos patrones que, al acompañar a los trastornos alimentarios, pueden tener un papel importante en el fracaso de los tratamientos.
El segundo grupo, con participantes no enfermas con conductas de restricción alimentaría que podían ser un preludio de la anorexia o la bulimia, tuvieron puntuaciones "significativamente" mayores con respecto al tercer grupo, el de control, en aspectos de patología alimentaria y de personalidad.
En el segundo grupo, observaron que, además de una cierta tendencia a controlar su ingesta de calorías, estas jóvenes poseían ciertos rasgos de personalidad patológica.