En playas deslumbrantes de agua clara, en paisajes naturales con montañas y cascadas, en ciudades soñadas, en alguna localidad cercana o hasta en el propio hogar, las vacaciones son esperadas durante todo el año. Pero pasan demasiado rápido y hay que volver a la habitual cotidianeidad. Algunos pueden adaptarse y conectarse sin problemas con la rutina, pero la mayoría sufre del llamado síndrome post vacacional.
La empresa española de recursos humanos Randstad asegura en un informe que este síndrome afecta al 57% de la población y puede provocar irritabilidad, tristeza, insomnio, dolores de cabeza, alteraciones en el apetito o desmotivación. Los especialistas locales coincidieron en señalar que cada vez más personas en el país consultan por sufrir estrés luego de las vacaciones y aconsejan tener un tiempo de “aterrizaje”, para poder acostumbrarse a los cambios.
“Hace falta un tiempo de adaptación. Muchas veces la gente se va de vacaciones con problemas pendientes, que no están resueltos y los dejan para cuando vuelvan. Al enfrentarse con todos esos problemas se genera una angustia”, asegura Laura Orsi, médica psicoanalista, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).