Los teléfonos no paran de sonar en las fábricas de mascarillas, acaso el ícono más acabado de la “gripe A N1H1”, como se la denomina tras descartar el nombre de gripe porcina. Las pymes no dan abasto para cubrir la sorpresiva demanda y, si bien se compadecen por la inminente pandemia, no logran disimular que un estornudo en México impacta directamente en un aumento de sus ventas. Muchos fabricantes ya planifican redoblar la producción. La empresa de seguridad industrial Francisco Vicente Damiano (Fravida) de Lanús Oeste recibió en 48 horas pedidos de 200 mil unidades, la demanda de todo un mes.
A Sergio Pomeraniec, dueño Taxo’s le pasa lo mismo. La empresa manufactura sencillos barbijos cónicos y distribuye marcas de terceros y vestimenta descartable. Pomeraniec admitió que la situación le da visibilidad. “Me compraron del Hotel Emperador. Llamaron una empresa mendocina de transporte que viaja a Chile y Cancillería. Los hospitales quieren más stock”, aseguró en su fábrica de Paternal.
“Estamos trabajando con un solo turno de producción de barbijos pero vamos a agregar otro”, explicó Daniel Leone, vicepresidente de Fravida, que confecciona 100 mil barbijos por semana. Fravida es una pyme familiar fundada en 1920 por el abuelo de Leone. Además de la planta local tiene otra en Brasil que produce 100 mil unidades por día que se venden en ambos países.
La firma fabrica tres tipos de barbijos. De acuerdo al nivel de protección: para polvos no tóxicos, para polvos tóxicos y de alta eficiencia. Los precios de fábrica rondan los $1,6, $11 y $18 para cada modelo y normalmente llegan al consumidor con una recarga de alrededor de 20 por ciento.