El estrés, las tensiones y la profunda incertidumbre que generan las obligaciones de la vida moderna, más aún en épocas de crisis, afectan el organismo humano. Si bien el estrés no produce en si una úlcera péptica, se trata de un estado coadyuvante de una enfermedad producida por dos causas: una bacteria y el abuso de antiinflamatorios y analgésicos, productos se suelen tomar como caramelos y que, en muchos casos, son peores que la enfermedad.
La " herida del guerrero moderno", catalogada así porque afecta en mayor medida a empresarios y profesionales sometidos a las tensiones de los tiempos que corren, es una llaga en la mucosa que recubre el estómago o el duodeno. Según Guillermo Dima, gastroenterólogo del CEMIC, a esta úlcera se la denomina péptica "porque está relacionada a la secreción ácida clorhídrica. El estómago es normal que fabrique ácido, el problema es cuando se produce un desequilibrio entre los mecanismos agresores y protectores de la mucosa gástrica".
"Todo nuestro cuerpo, nuestro organismo, es un equilibrio constante, y la tensión de la vida moderna, el estrés, la ansiedad, los síndromes depresivos marcados, llevan a este desequilibrio de esta homeostasis. Es un coadyuvante o el detonante final para que esta agresión, la úlcera péptica, se produzca", revela Dima. Las dos causas principales para que una úlcera péptica se desarrolle son el uso de antiinflamatorios y aspirina y una bacteria llamada Helicobacter pylori, que se asienta en la mucosa del estómago y produce una gastritis crónica.
"La bacteria es de muy fácil contagio, llega por boca, por fácil manipuleo de alimentos que han sido procesados por manos no del todo higiénicas, por contaminación del agua. En los países en vías de desarrollo la infección por el Helicobacter pylori es muy alta en la población" explica Dima, y asegura que de las personas mayores a los 30 años de edad en nuestro país, prácticamente el 50 por ciento está infectada por el Helicobacter pylori, aunque no todos van a desarrollar gastritis.
El estrés, un enemigo. Según explica el gastroenterólogo, los pacientes que hoy en día están estresados, ansiosos y sufren de cefaleas tensionales y contracturas cervicales, son grande consumidores de aspirinas y antiinflamatorios. El problema radica en que se venden en los kioscos, no son considerados medicamentos, las personas los consumen como caramelos y son productos muy gastrolesivos.
Qué hacer frente a un síntoma. Las úlceras pépticas suelen producir dolor en la boca del estómago y acidez frecuente –entre dos y tres veces por semana-, además de una sensación de hambre o vacío en el estómago que no se soluciona con la ingesta de alimentos. Frente al menor síntoma, se recomienda consultar al médico clínico o al gastroenterólogo.
Además, Dima recomienda no tomar indiscriminadamente aspirinas o antiinflamatorios pensando que son medicamentos inocuos. "Si bien soluciona determinado problema, esta generando otro a nivel estomacal. Si algún paciente no lo sabe y tiene la infección por el Helicobacter pylori y además consume antiinflamatorios y aspirina está sumando los dos principales factores de riesgo. Hay que ponerse en manos del médico"