Las alteraciones del sueño, conocidas como insomnio, son más frecuentes en las mujeres que en los hombres. La imposibilidad de dormir, la falta de energía y el cansancio son consecuencia, en mujeres que comienzan a atravesar la menopausia, de la falta de hormonas sexuales.
Esta comprobado que los cambios físicos y hormonales impactan en la calidad del sueño. De hecho, la población femenina presenta más fases de sueño ligero y dos veces más de sueño profundo que los hombres. Estas diferencias se hacen evidentes bajo ciertas circunstancias.
Según explica la endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía, en el caso de las mujeres y específicamente en relación con las hormonas sexuales, hay dos tipos de hormonas que comienzan a disminuir en el organismo a partir aproximadamente de los 40 años.
“Con el comienzo del climaterio, que es alrededor de tres a cinco años antes de la menopausia, ya comienza una bajada de progesterona, y eso puede alterar un poco el carácter, la ansiedad, la irritabilidad y puede empezar a ayudar al mecanismo de insomnio”, explica la Doctora Zía.
Una vez que va apareciendo la menopausia, en cambio, la hormona que comienza a faltar es el estradiol, la hormona sexual que determina la libido, la lubricación vaginal, que hace que el calcio en los huesos disminuya y que produce con su ausencia sofocones y sudoración.
“El insomnio puede ser en cualquier edad, pero las hormonas sexuales impactan sobre todo cuando faltan en el caso del insomnio”, aclara Zía, y da el ejemplo del calor que se comienza a sentir durante esa etapa de la vida, que interrumpe el sueño por las noches de manera repetida.
Soluciones. “Todo eso se puede revertir porque hoy lo podemos tratar”, cuanta la profesional. Una de las opciones para clamar las consecuencias de la menopausia y el climaterio es el reemplazo hormonal. Así, al reemplazar las hormonas que comienzan a desaparecer por otras bioidenticas mediante parches o geles, los síntomas de esta etapa disminuyen.