Un empacho es devastador. ¿Pero quién no ha sido curado alguna vez por una tía, una abuela o por su propia madre de ese mal? Un par de tiradas de cuerito o unas cuantas medidas con una cinta en la boca del estómago y listo: chau empacho. Se trata, por caso, de costumbres populares y folklóricas de nuestra región que todavía se practican y que, por tanto, han dado lugar a diversas discusiones médicas acerca de si se trata o no de métodos válidos para curar. La polémica volvió a desatarse ahora, luego de que un médico e investigador mexicano asegurara que sí, que efectivamente son prácticas que curan. De lo contrario, dice, no seguirían siendo usadas en pleno siglo XXI.
Se trata de las afirmaciones del doctor Roberto Campos Navarro, coordinador de investigación del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que acaba de presentar en la Argentina el libro Medir con cinta y tirar el cuerito, en el que recopiló 136 textos médicos el empacho en la Argentina, escritos desde el siglo XIX hasta la actualidad. Y promete más: un segundo volumen donde analizará textos antropológicos sobre las prácticas folklóricas para curar esta dolencia, donde también incorporará testimonios de gente que cura con estos métodos o cree en estas curaciones.
- Tirar el cuerito o medir con cinta, ¿curan realmente? – le preguntó Perfil.com al especialista, durante la presentación del libro en la Facultad de Medicina de la UBA.
- ¡Claro! La gente no es tonta, tiene conocimientos y saberes médicos generales y sabe qué hacer cuando algún dolor los aqueja. Como una madre cuando ve a su hijo con dolor de panza, primero lo asiste con medicina casera, si ve que no funciona, entonces lo lleva al médico. Si estas prácticas populares no funcionaran, la gente dejaría de usarlas.
- Pero, ¿es biológicamente posible que estas prácticas curen, o es sólo una cuestión de creer en que curan?
- Tirar el cuerito funciona biológicamente, porque estimula los nervios que hacen que aumenten los movimientos intestinales y se arroje o elimine ese bolo que está produciendo el empacho. Lo de la cinta, no tenemos explicación, pero funciona –asegura Campos Navarro, y cuenta que él mismo fue curado con la cinta por un curandero en Salta, mientras realizaba la investigación.
- Pero, ¿es biológicamente posible que estas prácticas curen, o es sólo una cuestión de creer en que curan?
- Tirar el cuerito funciona biológicamente, porque estimula los nervios que hacen que aumenten los movimientos intestinales y se arroje o elimine ese bolo que está produciendo el empacho. Lo de la cinta, no tenemos explicación, pero funciona –asegura Campos Navarro, y cuenta que él mismo fue curado con la cinta por un curandero en Salta, mientras realizaba la investigación.
La investigación, que para el libro se centró en los descubrimientos que hizo en la Argentina, también arrojó datos acerca de estas prácticas en Latinoamérica. La conclusión más jugosa: medir el empacho con cinta es una tradición “bien argentina”. “Inicié la investigación en los años ’80, en México, y descubrí que la costumbre de tirar el cuerito es parte de las tradiciones de toda Latinoamérica. Medir con cinta, en cambio, es una costumbre bien argentina, aunque no exclusiva: también se hace en Cuba y en algunos países limítrofes de la Argentina, como Uruguay y Paraguay. El origen, aunque no lo creas, está en España, pero sólo en las comunidades valencianas”, cuenta Campos Navarro a Perfil.com.
El trabajo del especialista mexicano cuenta también con una encuesta muy actual, que se realizó en nuestro país en el 2006, y que revela que siete de cada 10 argentinos cree en las bondades curanderas de tirar el cuerito. “En mis viajes a la Argentina descubrí que no sólo las bibliotecas y universidades del país podían proporcionarme información para la investigación: con toda las personas que hablaba, de cualquier estrato social, sabían explicarme de qué se trataba esta costumbre”, cuenta el investigador, que recorrió bibliotecas desde la Universidad Nacional de Salta hasta la Biblioteca Popular Sarmiento de Ushuaia.
* Redactora de Perfil.com