Es una herramienta eficaz contra el VIH/sida y para evitar embarazos no deseados, pero así y todo pocas mujeres lo conocen y lo utilizan. El preservativo femenino cumple quince años desde que fue aprobado por la Administración de Drogas y Medicamentos de EE.UU. (FDA por sus siglas en ingles) y, sin embargo, todavía no se convirtió en un producto masivo.
Según el Fondo Mundial para las Poblaciones de las Naciones Unidas (UNFPA), sólo una de cada cien mujeres de América latina, entre los 15 y 49 años, recibe un condón. En 2007 se distribuyeron 26 millones de preservativos femeninos en todo el mundo, una cifra insignificante frente a los 11 mil millones de condones masculinos repartidos ese mismo año.
¿Por qué no se populariza el uso del preservativo femenino? Los especialistas consultados por Perfil coincidieron en que la causa principal es la falta de educación sexual que lleva a que muchas mujeres desconozcan esta opción. A la falta de difusión se le suma su alto costo –cada condón vale alrededor de $ 10 frente a $ 1,50 del masculino– y el rechazo de muchas parejas que consideran a la versión femenina como complicada, antiestética y hasta ruidosa.
“Las pacientes que lo probaron dicen que nos le resulta muy práctico. Para colocárselo hay que conocer bien la anatomía de la vagina, porque si queda mal puesto puede llegar a ser incómodo”, explicó Laura Fleider, ginecóloga del Hospital de Clínicas.
Lea la nota completa en la edición de hoy del Diario Perfil.