Pese a que el clima de la semana pasada ocasionó demoras en las obras, el gobierno porteño mantiene los últimos días de este mes como la fecha en que comenzará a circular el nuevo Metrobús de la 9 de Julio. Con lo que se avance en los trabajos, según explican, el servicio podrá funcionar sin inconvenientes. Sin embargo ya están en marcha estudios, proyectos, y en algunos casos también trabajos, para optimizar el funcionamiento del segundo BRT (Bus Rapid Transit, por sus siglas en inglés) que se inaugurará en la Ciudad.
Uno de esos proyectos despejará las dudas sobre la manera en que los colectivos ingresarán y egresarán de los carriles exclusivos. Se trata de una serie de túneles que el Gobierno planea construir no sólo en la intersección con la avenida San Juan, sino también en el extremo norte de la 9 de Julio, cerca de la Recova. Allí se buscará conectar de manera subterránea la circulación del transporte público de la 9 de Julio con la avenida Del Libertador, en ambos sentidos. Las probabilidades para la realización de semejante obra se conocerán una vez que concluyan los estudios. Hasta el momento, las complicaciones pasan por establecer si es posible correr un caño maestro de la empresa Aysa, que pasa a la altura del cruce con la calle Juncal, y determinar cómo pasar por debajo de la zona de restaurantes de La Recova sin que la pendiente natural que muestra allí la calle genere inconvenientes en la estructura del túnel o en la autopista Illia.
La conexión bajo tierra agilizará los tiempos para los pasajeros del transporte público y eximirá a los automovilistas de las demoras por la existencia de semáforos con giro para los colectivos que necesiten salir del trazado. Para reducir los trastornos por este tipo de maniobras de los buses, y mientras los túneles no estén, está en construcción, entre Santa Fe y Arenales, una dársena de giro hacia la derecha. Algo similar sucede en el extremo sur, para el ingreso y el egreso de los buses a sus carriles. Allí se recortaron plazoletas en lo que será la salida hacia la calle Lima y también en la incorporación desde Bernardo de irigoyen. Además, se eliminará el semáforo para autos que hay actualmente en la subida a la autopista 9 de Julio Sur.
Tránsito. El Metrobús significará un cambio radical en la organización del tránsito. En primer lugar, habrá sólo tres intersecciones donde los autos podrán girar a la izquierda desde los carriles centrales de la 9 de Julio. En la calle Arroyo se mantendrá sin modificaciones. En Arenales se agregarán tres carriles para absorber mayor cantidad de vehículos, teniendo en cuenta que no se podrá doblar por la avenida Santa Fe. Por último, se permitirá doblar a la izquierda por la avenida Corrientes hacia el Bajo, un giro que habitualmente utilizan 1.400 vehículos cada sesenta minutos en hora pico. En esta zona también se ampliará la capacidad del tramo central con tres carriles, por lo que se decidió que el Metrobús (en sus dos direcciones) bordee la Plaza de la República únicamente por el costado más cercano al Bajo.
Los carriles exclusivos centrales obligarán a los colectivos a ir de contramano con respecto a los autos, lo que puede ser confuso para quienes crucen la avenida. Por eso, otro de los desafíos será organizar el tránsito peatonal.
Para hacerlo, ya están instalándose 130 semáforos peatonales con cuenta regresiva (en cada cruce puede haber hasta ocho). Se colocarán tocones de protección en los descansos centrales de la avenida. El objetivo es que, si un colectivo llega a perder el control, no represente un riesgo para la gente que espera para cruzar. También se decidió elevar la calzada en cada cruce para que los vehículos deban reducir la velocidad. En cada parada los colectivos de las distintas líneas tendrán pintadas en la calzada las indicaciones para frenar siempre en el mismo lugar.
Sólo cuatro de las diez líneas aprovecharán todo el recorrido de Constitución a Retiro: la 9, la 45, la 100 y la 91, que además se combinará con el Metrobús del Sur.