No es fácil ser ruralista estos días en el Chaco. Y si se es de la Sociedad Rural, menos todavía. Y si además se es el líder de la filial local de la SRA, la cuestión ya es todo un desafío político. Pero Enrique Santos, el hombre de los bigotazos que en su juventud estuvo casado con Elisa Carrió, estuvo a la altura de las circunstancias. Hay que ver que estamos hablando de la provincia de Jorge Capitanich, el mismo gobernador que hace un par de días leía el comunicado del PJK calificando de "agoreros y golpistas" a los hombres del campo.
Ayer, en el marco de esa pulseada de alto voltaje político, un grupo de piqueteros afines al oficialismo chaqueño llegó, en medio de cánticos y carteles, a la sede de la Sociedad Rural provincial, para hacer un "escrache" a la entidad. Y la protesta empezó con el habitual nivel de tensión que generan estos episodios... hasta que Enrique Santos salió a ponerle el pecho (y los bigotes) a la situación.
El hombre arrancó soportando los cánticos y silbidos de los manifestantes, pero cuando lo dejaron hablar, no solo los abucheos desaparecieron, sino que para dar fe de lo bien que terminaron las relaciones con los piqueteros "capitanichistas", el propio Santos repartió entre los muchachos varias de sus tarjetas personales, "para que por cualquier cosa lo llamen". Su poder de persuación, parece, es tan grande como sus bigotes.