Con el centro porteño colapsado y la zona sur (en especial Barracas) en pleno desarrollo, el costado norte de la Ciudad comienza a posicionarse como nuevo polo de oficinas. Se trata de un tramo de 1,2 kilómetros sobre la Avenida del Libertador, que va desde la calle Sucre hasta Udaondo, donde ha pisado fuerte la construcción de edificios con unidades especialmente diseñadas para ser ocupadas por empresas.
Las amplias casas bajas y los inmuebles residenciales que predominaban en la zona están dando paso a lo nuevo. Las construcciones altas y las unidades reducidas en metros cuadrados ya son mayoría, y cada vez más oficinas comienzan a acentuar la tendencia.
Una recorrida por la zona permitió constatar que el epicentro de la nueva movida inmobiliaria en esa zona es la esquina de Libertador y Juramento. Allí, dos edificios de oficinas están en plena etapa de construcción y, a pocos metros, otros dos ya fueron inaugurados y están ocupados. En el cruce de Libertador con Sucre queda el único terreno disponible, de 2.300 m2, donde la desarrolladora Qualis tiene planeado levantar otro emprendimiento.
Según pudo averiguar PERFIL, el precio de venta del metro cuadrado a estrenar oscila entre 2.800 y 3.800 dólares, de acuerdo con la categoría de las oficinas y de las amenities que ofrezca el edificio.
Causas. Los constantes problemas con el tránsito y el transporte en la zona del Centro porteño explican la migración corporativa hacia este nuevo corredor norte. Otro de los factores tiene que ver con la accesibilidad, las vías de escape y los centros de trasbordo. Entre ellos, la línea D de subtes –con la estación Congreso de Tucumán–, Barrancas de Belgrano, el futuro Metrobus de la avenida Cabildo y un rápido acceso a la General Paz. Además, el Gobierno porteño estudia la posibilidad de un nuevo BRT sobre Avenida del Libertador.
“Es una de las zonas con mejor accesibilidad de la Ciudad, ya sea para quienes vienen del norte del Gran Buenos Aires como para aquellos que lo hacen desde otras partes de la Capital”, explica Marcelo Zalcwas, titular de P&S Construcciones, una de las empresas que apuestan al desarrollo de la zona. “Hay que tener en cuenta que actualmente una persona que vive en Pilar puede llegar a perder casi cuatro horas diarias en ir y volver desde el Centro porteño”, agrega.
Pero la tendencia no abarca sólo a la Avenida del Libertador. Las calles que corren paralelas, como Montañeses y Migueletes, también se beneficiaron por el efecto derrame.
Respecto del tipo de oficinas que se instalaron en este corredor, Guido Wainstein, de Qualis Development, sostiene que se trata de estudios contables y bufetes de abogados, agencias de publicidad y diseño, escribanías, compañías de seguros y constructoras, entre otros rubros. “Las únicas empresas que por ahora no desembarcaron en la zona son las que tienen una estrecha relación con la City porteña, como por ejemplo casas centrales de bancos, financieras y agentes de Bolsa”, indica Wainstein.