La fiesta terminaba y el sol alumbraba los senderos de Villa Tranquila, en el partido de Avellaneda. Un gran número de personas se encontraba todavía en las inmediaciones de la casa 135 cuando uno de los invitados tomó un arma y disparó. Tres jóvenes perdieron la vida en el acto, mientras que un cuarto murió en el hospital. La mezcla de alcohol y una pelea, por motivos que se desconocen, terminó en una masacre en manos de un joven de 18 años que está prófugo.
La música se apagó cuando una seguidilla de disparos se convirtió en el único sonido ambiente. Le siguieron gritos. Gabriel Tapia (23), Jonathan Quinteros (27) y Aldo Quinteros (28) cayeron desplomados con heridas de bala mortales. Otras tres personas fueron llevadas de urgencia al Hospital Fiorito. En el centro de salud falleció un chico de 17 años, del que se resguardó la identidad.
Los testigos de la masacre declararon que Leandro Quiñones, de 18 años, empezó a disparar contra el grupo que se encontraba en la puerta de la vivienda en la que se realizaba la fiesta, sobre la calle Manuel Estévez al 900. El joven disparó y escapó. Según los presentes, el chico participaba de la fiesta, estaba borracho y sacó su arma en medio de una supuesta pelea pasajera.
La pistola 9 milímetros se la proveyó otro hombre, que quedó detenido más tarde, según fuentes del caso. Las vainas recogidas en el lugar por personal de la Policía Científica salieron de una misma arma derribando así la hipótesis de un enfrentamiento. Al parecer la ingesta excesiva de alcohol y la violencia instalada fueron las razones que motivaron el accionar de Quiñones, aunque aún no se descartan otras hipótesis.
La fiscal Mariela Musitani, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) en turno descentralizada de Avellaneda, se hizo presente en el lugar y supervisó las tareas de los peritos.
De la balacera, resultaron heridos Leandro (21) y Maximiliano Almirón (23), quienes ayer fueron intervenidos quirúrgicamente y al cierre de esta edición permanecían internados, con pronóstico reservado en el hospital de la zona. Mientras tanto, los efectivos dependientes de la Jefatura Distrital Avellaneda buscaban intensamente al joven indicado por los testigos como el causante de la tragedia en un barrio que dejó de ser tranquilo.