SOCIEDAD
argentina es el segundo productor mundial

‘Boom orgánico’: crece el consumo a pesar de ser cinco veces más caro

Los alimentos libres de pesticidas encuentran más adeptos gracias a las ferias y las tiendas online. Pero el mercado interno es aún muy selecto.

Mercados. Para los agricultores, el contacto directo del cliente con los productores es fundamental en la difusión de la cultura orgánica. Además de comida, cosméticos y artículos de limpieza sin quím
| Cedoc

Con la llegada de la primavera, los cambios de hábito hacia otros más saludables empiezan a preocupar a buena parte de los argentinos. Y la alimentación encabeza esa lista de “pendientes”. Con ferias especializadas y más servicios de delivery online, las frutas, verduras y hasta cosméticos orgánicos son cada vez más populares. Hoy, Argentina es el segundo país que más hectáreas dedica a esa producción, aunque los precios de  los productos –100% libres de agroquímicos, pesticidas y transgénicos– llegan a ser hasta cinco veces mayores al de uno convencional, según un estudio de la consultora Focus Market.

Desde el Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO) se ocupan de promover y hacer más accesible esta movida “directa de la huerta”, que ya es cotidiana en ciudades como Londres, París o Nueva York, donde existen ferias y hasta supermercados exclusivos. Según Gonzalo Roca, de MAPO, gracias al crecimiento de los mercados barriales como Sabe la Tierra y la Feria Orgánica Itinerante de Abastecimiento Barrial, entre otras, el público hoy conoce personalmente a los productores y elige esos alimentos –aunque cuesten más– por “la confianza que les da consumir algo libre de químicos”. Aunque haya quienes afirmen que no necesariamente orgánico sea igual a más saludable (ver aparte).

La tecnología ayudó a hacer crecer esa tendencia: en Jardín Orgánico, por ejemplo, Fernando Baz creó una tienda online que reúne más de 500 productos de distintos proveedores y los lleva directamente a domicilio: “Cuando empezamos, hace diez años, no había conciencia de que existía lo orgánico. En las dietéticas no nos pedían los productos, pero sí nos llegaban consultas directas de consumidores que querían saber de qué se trataba. Por eso creamos un mercado virtual que facilitara el acceso”, cuenta. Y agrega que, si bien los precios son más elevados –por los costos de producción, rotación de cultivos y mano de obra artesanal–, “lo que se vende es un concepto, que une el cuidado de la salud y el medio ambiente”. Eso es lo que apreció Verónica Mariani cuando recibió su primer pedido. “Si bien no soy una consumidora habitual, siento que lo orgánico es más sano. Son productos que duran mucho menos que los de verdulería, y eso da cuenta de que son frescos. Además, la fragancia y el sabor son más intensos”, dice. En Tallo Verde también se manejan con envíos y una huerta orgánica propia, y afirman que la demanda creció especialmente en los últimos dos años, más en época de primavera. “Nuestros principales clientes son amas de casa, que suelen organizarse con un pedido semanal que consiste en una caja variada de frutas y verduras”, indica Carlos Marro, su director. Y añade que, en el mercado interno aún hay desinformación: “Sin duda, hoy es mucha más la gente que sabe lo que es un producto orgánico y que lo elige a conciencia, pero a veces no entienden por qué no podemos tener disponible cierta verdura si no es la época del año que lo indica la naturaleza. El contacto cara a cara con el productor, en las ferias, es fundamental”.

Crecimiento. El boom orgánico también fue uno de los temas clave en la Cumbre de Alimentos que se llevó a cabo esta semana en Buenos Aires. Más de 1.200 productores estaban registrados hasta 2014 en el Senasa y, según el organismo, el volumen destinado a este mercado se duplica año a año, aunque todavía se exporta el 99% de lo que se produce. “El problema es que los productos pueden valer hasta el triple de los convencionales, y aún se necesitan incentivos públicos para poder llevarlos hasta los supermercados”, concluye Damián Di Pace, director de Focus Market.

 

Más saludables: ¿mito o realidad?

Sin fertilizantes sintéticos, pesticidas químicos ni mejoras genéticas. Los productos orgánicos llegan a la mesa con la promesa de ser más naturales que los convencionales. Sin embargo, la polémica está vigente, y hay especialistas que aseguran que ambos son igual de saludables.
“Hay una percepción pública en los consumidores que ven peligro en lo sintético. Pero no hay evidencia científica de que un alimento elaborado en forma orgánica sea más nutritivo”, indica a PERFIL Gabriela Levitus, bióloga y directora de ArgenBio. Para la especialista, es recomendable observar la certificación de los productos, que deben estar avalados por una entidad autorizada por el Senasa. En esa línea, el científico y profesor de biotecnología español José Miguel Mulet defiende, en su libro Comer sin miedo, las tecnologías aplicadas a la agricultura, como los conservantes. “Producir sin recurrir a pesticidas o abonos comunes hace a la agricultura  menos productiva. Si todo fuera orgánico, sólo los más ricos comerían”, señaló a este diario en su paso por el país. Desde la perspectiva opuesta, Gonzalo Roca, secretario de MAPO, destaca que la producción orgánica “eleva la fertilidad del suelo, por lo que contribuye a la política ambiental”. Y agrega que, aunque aún es un nicho, trabajan para que “sea accesible para todo el mundo”.