SOCIEDAD
Impuesto al miedo

"Borrachos S.A." también recaudó en el Quilmes Rock

En River nada se hace sin que la barra brava se lleve algo. La multitudinaria cita musical que terminó este fin de semana no escapó a esa regla color sangre.

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| Cedoc

"Confío en mis pares y en la gente que me rodea en el club. Me aseguran que (a los barrabravas de "Los Borrachos del Tablón") no se les entregan entradas ni se les dan facilidades". Lo dijo hace un tiempo Héctor Cavallero, dirigente de River que ha trajinado despachos judiciales en varias causas de barrabravas. No aportó ni una coma y siempre copió el estilo Aguilar para decir que no sabía, no conocía, no estaba, etc. Hace unos días, sin embargo, admitió públicamente que en Núñez ya no se puede tapar el sol con las manos.

"Habíamos apostado a una política muy interesante, darle facilidades a un grupo de muchachos que eran socios de River para que manejaran la tribuna, para que no se robara, para que no hubiera drogas, para que no hubiese enfrentamientos. Y esa idea de inclusión empezó funcionando muy bien hasta que un día cambió. Fabricamos un Frankestein que no pudimos controlar" , se sinceró, en parte, Cavallero

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Pues bien, parece que el "Frankestein" millonario también tiene una pata rockera, a juzgar por lo que se vio en la Tribuna San Martín durante el "Quilmes Rock 2008" que terminó este último fin de semana: un nutrido grupo de los simpáticos muchachos de la barra cortaba el paso en la escalera (el sector era sin numerar), exigía ver la entrada y el "consejo" era el siguiente: "Mirá, a vos te tocó allá, (por la parte directamente perpendicular al escenario) así que te conviene poner 10 pesos para poder pasar allá…" (por el sector que obviamente tenía mejor visión).

Los más audaces se animaban a discutir el servicio, absurdo tratándose de un sector sin numerar, pero muchos, muchísimos en verdad, bajaron la cabeza y aportaron 2, 5 o hasta los 10 pesos reclamados por la barra, el impuesto al miedo que imponen hoy los violentos en River.

Tiene razón entonces Cavallero cuando habla del Frankestein que ni él y ni Aguilar pueden dominar. De lo que no van a hablar, seguramente, es de la forma en que los "muchachos" ingresaron en masa a la San Martín para disfrutar del show y recaudar con ese servicio de asistencia al joven rockero. No parecían haber hecho cola y pagado los 60 pesos de entrada.

(*) Editor de Perfil.com