SOCIEDAD
un arte que llego hasta la universidad

Cada vez hay más escuelas para aprender a fabricar instrumentos

En institutos públicos y privados, los aspirantes a luthiers aprenden a hacer guitarras e incluso bandoneones, que hasta ahora se importaban.

Maestro. Oscar Fischer volvió a enseñar a hacer bandoneones en el país, y vende los que fabrican.
| Marcelo Aballay

El oficio de luthier era, hasta hace poco, el de aquel silencioso personaje que fabricaba instrumentos únicos, encerrado en su taller y sin revelar a nadie el secreto de su pericia. Pero hoy el oficio atraviesa las vías del cambio: los talleres de armado de guitarras, bajos, violines y hasta bandoneones abren las puertas a nuevos discípulos, los cursos municipales y escuelas profesionales se duplicaron en los últimos cinco años, y en distintos puntos del país crecen las iniciativas para hacer de la luthería un estudio formal.
“Cuando apagamos los sahumerios del taller fue cuando empezamos a crecer”, dice Pablo Fiorucci, luthier de guitarras y coordinador del curso gratuito de luthería que da la Dirección de la Juventud en San Isidro. “Los primeros luthiers eran los que venían de España, y el conocimiento se transmitía de padre a hijo; era muy raro que alguien tomara a un aprendiz. Ahora, este mundo dio un salto: empezamos a abrirnos y ahora circula mucha más información”, indica. Por eso, en los últimos años proliferaron los sitios donde estudiar y también la cantidad de alumnos interesados en la mística de armar un instrumento.

En Vicente López, por ejemplo, hace un mes abrió la Escuela de Luthería municipal: hubo más de 150 interesados en la inscripción y debió armarse una lista de espera. Con una cursada de tres veces por semana, sus organizadores buscan darle una titulación. “Es que el interés en estudiar este oficio crece de forma exponencial”, explican desde El Virutero, escuela creada en 2000 y donde este año debieron sumar dos horarios por la demanda. También el Centro Cultural Kirchner inauguró esta semana el Salón de la Luthería, donde se darán talleres teórico-prácticos de formación profesional. De la primera etapa, que inicia ahora, participarán por lo menos sesenta jóvenes.
Y no sólo en Buenos Aires la luthería vive su boom. Además de Tucumán, donde la Universidad Nacional dicta la única carrera universitaria del país –con un plan de cinco años y título de maestro técnico profesional de luthería–, en otras provincias comenzaron a surgir alternativas, públicas y privadas, como en Cosquín, Bariloche, La Plata y Chubut. La instalación de carreras es uno de los motivos por los cuales se fundó hace 15 años la Asociación Argentina de Luthiers. “Nos interesa como objetivo principal la difusión del oficio, por eso la asociación provee de profesores”, indica a PERFIL Juan Oscar Muzio, miembro de la comisión directiva.

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Made in Argentina. El luthier Oscar Fischer logró demostrar que se podía crear en Argentina un bandoneón de calidad, e incluso patentar innovaciones que luego fueran copiadas por las fábricas más prestigiosas de Alemania. La Casa del Bandoneón, su taller, y a la vez la única escuela de luthería de bandoneones del mundo, demuestra que, para él, la formación de nuevos profesionales es una prioridad. “Me siento parte de esta transformación, porque padecí este secretismo del oficio y los luthiers hemos salido muy dañados de esa lucha”, dice a PERFIL.
Además de vender el 90% de su producción aquí y en el mundo, colabora entregando bandoneones para chicos en distintos conservatorios. En su taller, además, funciona su escuela, donde 18 alumnos por año estudian historia del instrumento y acústica, entre otras materias. También está trabajando en la creación de dos nuevas tecnicaturas de tres años de duración, para comenzar en 2016. “La idea es instalar profesionales que pongan un poco de equilibrio en la demanda que existe actualmente”, señala Fischer.

 

El fuelle, estrella del Mundial de Tango

El bandoneón no es sólo uno de los instrumentos más difíciles de hacer y tocar: es también la estrella indiscutida del Festival Mundial de Tango BA, cuya última edición arrancó el viernes en la Ciudad con un concierto en homenaje al maestroLeopoldo Federico.
Hasta el 27 de agosto, más de 2 mil músicos, cantores y bailarines compartirán escenario con las dos competencias de baile en las que participarán parejas del mundo entero: tango de pista y tango escenario. Las finales se realizarán en el Luna Park los miércoles 26 y jueves 27 de agosto.
Además, en el marco del festival habrá muestras de cine, mesas redondas a cargo de la Academia Porteña del Lunfardo y clases de baile. En la Milonga del Dique 0 –frente a la entrada principal de la Usina del Arte– se inauguró un espacio destinado a los bailarines, donde habrá prácticas para principiantes, intermedios y exhibiciones, todas gratuitas.