El jugador es fanático de tres cosas: el fútbol, el golf y los autos de alta gama. Pero con los fierros no siempre le va tan bien como con los deportes. Carlos Tevez nuevamente tuvo un incidente –menor, por cierto– mientras manejaba su auto en Inglaterra. Ayer fue puesto en libertad bajo fianza después de ser detenido por la policía, el jueves por la noche, por manejar sin registro de conducir.
Fue en la ciudad de Macclesfield, ubicada unos 30 kilómetros al sur de Manchester, donde vive. El delantero, que se encontraba junto a su mujer, Vanesa Mansilla, fue arrestado por conducir pese a que no tenía autorización para hacerlo, según fuentes policiales citadas por la agencia local Press Association.
Un portavoz policial indicó que un hombre de 29 años fue arrestado el jueves en la carretera A538 “como sospechoso de conducir pese a haber sido descalificado para ello y fue puesto en libertad bajo fianza”. Fue la propia Vanesa quien tuvo que irse manejando con el Porsche Panamera blanco.
Ya son varias las veces que Tevez tuvo problemas al volante. El 28 de marzo de 2012, tras un encuentro que el jugador disputó con la reserva del Manchester City, agentes de Morecambe, en el condado de Lancashire, detuvieron su vehículo cuando circulaba a 62 kilómetros por hora en una zona limitada a 48.
Tevez volvió a superar el límite de velocidad el 8 de mayo, cuando su coche transitaba por Crewe, en Cheshire, a 106 kilómetros por hora en una vía limitada a 80.
En enero de este año, un tribunal británico le retiró el carnet de conducir por seis meses al delantero argentino después de que fuera sancionado con dos multas por exceso de velocidad y por no contestar los requerimientos de la policía. En aquella oportunidad, el abogado de Tevez, Gwyn Lews, explicó que el jugador del Manchester City, de 28 años, entendía la palabra police (“policía”) pero no constabulary, que se refiere en inglés a las fuerzas del orden en localidades pequeñas, por lo que hizo caso omiso de diversas misivas sobre dos sanciones por exceso de velocidad.
Tevez no comprende ciertas palabras del idioma inglés, a pesar de que reside en Gran Bretaña desde hace seis años; allí jugó, además, en los equipos West Ham United y Manchester United. Y seguramente nunca terminará de comprenderlo, ya que siempre ha dicho que es un idioma que no le interesa aprender y al respecto ha relatado varias anécdotas. Una de las más recordadas es la que lo ubica en su restaurante favorito de Manchester, adonde concurrió con amigos argentinos y donde siempre pide el mismo plato, que es el único que conoce del menú. Quien sí lo habla a la perfección es su hija mayor, de 6 años, y eso también fue comentado con cierto orgullo por el jugador.
Mientras tanto, y sin licencia nuevamente, es Vanesa –su esposa– quien oficiará de chofer; y ya lo hizo: ayer por la tarde lo llevó a su entrenamiento.