SOCIEDAD
por homicidio culposo

Caso Pérez Volpin: tres años para el endoscopista y siete de inhabilitación

El tribunal absolvió a la anestesista Puente, que podrá volver a trabajar. Un nuevo juzgado investigará si hubo encubrimiento por parte de la clínica.

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Trágico final. La ex periodista murió el 6 de febrero de 2018 en la clínica La Trinidad de Palermo. Los acusados, Nélida Puente y Diego Bialolenkier, ayer en el juicio. | jose tolomei - telam

La justicia condenó anoche al endoscopista, Diego Bialolenkier, a 3 años de prisión en suspenso y absolvió a la anestesista Nélida Inés Puente, por el homicidio culposo de la periodista y legisladora Débora Pérez Volpin. A Bialolenkier también le dictaron la pena de 7 años de inhabilitación para ejercer la medicina. Ambos profesionales llegaron a juicio acusados de homicidio culposo, tras participar  de la endoscopia en la que murió Pérez Volpin, en febrero de 2018. El fallo se conoció pasadas las 22 y se descuenta que la querella y la fiscalía apelarán. Por otro lado se investigará el rol de los responsables del Sanatorio de la Trinidad y de la instrumentista del procedimiento (ver aparte).

Por la mañana, la querella de la familia había solicitado 4 años y 5 meses para el endoscopista por homicidio culposo, mientras que la fiscalía pidió 4 años. En tanto que ambos coincidieron en pedir 3 años para la anestesista y 10 años de inhabilitación para los dos. Además fiscalía y querella habían solicitado investigar por falso testimonio a la instrumentadora Miriam Frías, que estuvo durante la endoscopía y en su testimonio en el juicio aseguró que no se acordaba de lo que había sucedido, en varias ocasiones. Al tiempo que promovieron una investigación por encubrimiento para tres médicos del Sanatorio de la Trinidad.

La audiencia de ayer duró casi 13 horas e incluyó los alegatos de las defensas. Mientras que la de la anestesista pidió su absolución, porque aseguró que nunca se violó el deber de cuidado y no desatendió a la paciente, la del endoscopista  la pidió por el beneficio de la duda.

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Luego llegó el turno de las últimas palabras, pero ni Bialolenkier ni Puente quisieron hacer uso de ese derecho. Ayer por la mañana, cuando fue el turno de los alegatos de su querella, el abogado de su familia, Diego Pirota, detalló la secuencia de lo que sucedió desde que ella ingresó a hacerse el estudio, a las 17, y cuando finalmente se declaró su muerte, a las 18.16. En poco más de dos horas apuntó a los momentos sucedidos. Fue allí cuando también pidió las penas para los acusados.

Pérez Volpin murió el atardecer del 6 de febrero de 2018, en el Sanatorio de la Trinidad de Palermo. Tenía 50 años y se encaminaba a ejercer como legisladora porteña, para lo que había sido electa unos meses antes y por lo que había dejado de lado el periodismo. En pareja con el periodista Enrique “Quique” Sacco, era madre de dos hijos, Agustín y Luna.

Tras haber vuelto de sus vacaciones, tenía turno para hacerse una endoscopia programada para unos días después de lo sucedido, en un centro especializado. Pero el lunes 5 fue a hacerse una consulta a la Trinidad y se quedó allí para hacerse los estudios. Al día siguiente le practicaron la endocopia tras la cual se produjo su deceso.

En las dos semanas que duró el juicio –comenzó en el inicio de la feria judicial–, la familia de la ex periodista, sus amigos y compañeros de la política y los medios asistieron a las distintas audiencias del debate. Con entereza escucharon los detalles de lo que fue el proceso que desembocó en su muerte.

A lo largo del debate declararon decenas de testigos. Entre ellos Roberto Cohen, miembro del Cuerpo Médico Forense, quien participó de la autopsia, y varios otros miembros del equipo que depende de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Fueron declaraciones contundentes.

Afirmaron que “hubo una perforación de carácter instrumental en el esófago: se trata de una lesión que se provocó por una fuente externa, equipamiento médico, que pudo haber sido un endoscopio”. Al tiempo que descartaron una “enfermedad preexistente que pudiera haber puesto en riesgo de vida” a la legisladora y aseguraron que las lesiones fueron “producto de una maniobra instrumental”.

La declaración que sacudió el debate. Ocurrió este jueves de manera imprevista. Para esa jornada solo se esperaba la declaración de una perita. Pero la anestesista Nélida Inés Puente pidió ampliar su indagatoria. Entonces comenzó la exposición que apuntó al endoscopista Diego Bialolenkier. “Estoy indignada por las declaraciones de mi colega, yo pensé que él iba a decir la verdad y por eso no conté un detalle: cuando escucho la alarma del monitor pensé que Débora había agarrado el dedal, toqué el abdomen, lo vi duro, la destapé, y al ver el abdomen enorme dije: ‘Diego, mirá’. Diego giró la cabeza y vio el abdomen de Débora. El me dijo: ‘Esto no aspira’ y le grité: ‘Si no aspira, sacá, sacá’”.

El testimonio fue demoledor para Bialolenkier, que había declarado otra cosa. Para la defensa eso fue la confirmación de que el endoscopio no funcionaba bien.

El lunes, en su declaración, Bialolenkier había afirmado: “No sé lo que pasó, juro por Dios que no sé lo que pasó”. Al tiempo que insistió en que el procedimiento como el que realizó no pudo haber causado el daño que desembocó en la muerte. Ayer, en su alegato, Pirota aseguró: “La perforación se produjo en el minuto uno y se desparramó por todo el cuerpo. Débora dejó de respirar y el corazón dejó de funcionar. Y los médicos no se dieron cuenta. Bialolenkier siguió con el procedimiento, fue el que perforó y nunca se dio cuenta”, sostuvo Pirota. “No se dio cuenta de que (Pérez Volpin) se estaba muriendo. Y Puente tampoco se dio cuenta. ¿Por qué? Porque no estaba controlando a la paciente. ¿Y qué está haciendo? No sé. La anestesista estaba paveando. Siguió pasando el tiempo y no hicieron nada”, agregó con contundencia.

La clínica, la próxima en la mira

El rol del Sanatorio de la Trinidad quedó en la mira desde el primer momento,pero todo indica que lo estará aún más. Así lo advirtió en el mediodía de ayer el abogado de la familia de Pérez Volpin, Diego Pirota.

“Iremos contra el director médico del sanatorio, Roberto Martignano; el director médico general de Galeno, Eduardo Cavallo, y el médico Cecchi. Ellos ya deberían estar presos porque entorpecieron la investigación”, sostuvo con firmeza el hombre que representó a la familia de Débora desde el primer día.

Pirota consideró que los médicos “tuvieron entre cuatro y cinco horas” para acomodar el quirófano tras el desenlace fatal para evitar saber la verdad: “Cecchi lavó el endoscopio y alguien le limó el número de serie. Todo muy absurdo”.

Por otro lado, quien será investigada es Miriam Frías, la instrumentadora quirúrgica, por falso testimonio, es decir por mentir o callar la verdad. “Ella fue la tercera persona en el quirófano, pero dijo no recordar nada o ver algo, aunque luego intentó responsabilizar a la anestesista sosteniendo hechos que clínicamente son imposibles”, agregó el letrado. La declaración de Frías en el caso pareció ser muy evasiva. La Justicia será quien tenga  la última palabra.