Ciudad Evita, en el corazón de La Matanza, es quizás el punto de unión más extraño del mundo entre la planificación urbana y el culto a la personalidad. La localidad, a 20 kilómetros de la Capital Federal, nació en 1947 mediante el Decreto Nº 33221 del presidente Juan Domingo Perón que expropió las tierras para la construcción de 15.000 “viviendas sociales” para trabajadores. A vuelo de pájaro, se vislumbra cómo sus límites dibujan el contorno de la figura, ahora centenaria, de Eva Perón, y su historia refleja los turbulentos últimos 70 años de historia política argentina.
Fue una idea polémica. En principio se trataba de una megaciudad de 15.000 viviendas para 100.000 personas pensada para inmortalizar el nombre de quien fuera la figura más influyente del movimiento peronista. Para algunos fue un gesto de amor del general a su primera dama, en tanto que para otros era mera propaganda política con fondos públicos. La explicación más épica dice que se trata del saludo de bienvenida que el suelo argentino da a los que llegan en avión del extranjero rumbo al cercano aeropuerto de Ezeiza.
La Universidad Nacional de La Matanza, sin embargo, afirma que se trata de “un mito” que la ciudad haya sido diseñada siguiendo el perfil de Evita y que se trató más bien de una “coincidencia”: “No se ha podido hasta ahora encontrar algún documento, mapa o plano en donde esto se pueda constatar con certeza, aunque muchos simpatizantes las acogen con una cierta nostalgia y ternura. Lo que sí ha llamado la atención es la coincidencia de este contorno, con las marcas de los niveles de tierra donde luego se construyó la ciudad”.
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Lo cierto es que, por su nombre, se trataba de un homenaje sin precedentes a la figura más popular de su tiempo que ya se encontraba en el ocaso de su corta vida: poco antes había sido diagnosticada con cáncer de cuello de útero y, a pesar de haber sido tratada por los mejores médicos internacionales, falleció el 26 de julio de 1952, con 33 años.
Convertida entonces en la “jefa espiritual de la Nación”, Eva Perón nunca llegó a ver el desarrollo de la ciudad que llevaba su nombre. En el transcurso de las siguientes décadas, se la rebautizó Ciudad General Belgrano, en 1955, volvió a llamarse Ciudad Evita en los 70, y la última dictadura militar le dio el nombre de Ciudad General Martín Miguel de Güemes. En 1983 con el regreso de la democracia, recuperó su nombre original y, catorce años más tarde, se reconoció a Ciudad Evita como sitio histórico nacional por ser el "testimonio urbano más relevante de la producción arquitectónica del período 1945-1955".
Del plan original sólo se construyeron 5.000 viviendas hasta 1955, aunque las obras no se interrumpieron con el derrocamiento de Perón, en la Revolución Libertadora, sino que fue terminada dos años más tarde por el gobierno militar. Hoy en las imágenes satelitales de Google se puede ver el perfil de Eva: su rodete, su rostro, su frente, su nariz y el mentón, su cuello y el brazo en actitud de saludo. En la construcción se tuvieron en cuenta todos los detalles, ya que las tejas tenían colores diferentes para marcar los rasgos.
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La del barrio “fue una obra muy bien ejecutada porque sigue siendo uno de los conjuntos de vivienda que conservan una gran calidad; constituye el ejemplo más extraordinario de la utilización de los recursos públicos con finalidades propagandísticas y simbólicas”, explicó el historiador Eduardo Lazzari en una entrevista. “El terreno era un páramo que con los años se rodeó de viviendas de mucha menor calidad que las de Ciudad Evita. Mantiene un espacio de mucha calidad, perjudicado quizás por el deterioro social que Argentina ha tenido en los últimos 40 años”, agregó.
El exilio de Perón y la llegada de la dictadura torcieron el curso de los planes. Según un informe de la UNLAM, “las casas de la ciudad que se asignaron posteriormente a 1955 fueron para el Servicio de Inteligencia”. Según el relato de un entrevistado que vivió esa época: “La infantería de Marina en el ‘55 desalojó a muchos habitantes de la ciudad. (…) a mis viejos los metieron en cana por peronistas (…) se los llevaron a la escuela de Gendarmería (...) era el centro de operaciones y de detención de los Comandos Civiles, en la zona. Realizaban allanamientos por la noche, por quinteo buscaban sembrar el terror (…) Acá hubo muchos barrios que fueron sometidos a allanamientos masivos. (...) La primera recibió la llegada de tropas, camiones y todo. Se les había puesto desalojar a todos los que eran peronistas”.
D.S.
