El Ministerio del Interior de la Nación ofrecerá una recompensa de 100 mil pesos para quien aporte información que ayude al esclarecimiento del caso de la docente tucumana Angela Beatriz Argañaraz, quien se encuentra desaparecida desde el 31 de julio pasado.
La familia de Argañaraz se había quejado por la falta de apoyo económico para la investigación, pero desde Buenos Aires un vocero del ministro Aníbal Fernández aseguró a la prensa tucumana que faltaba un pedido oficial de la fiscal de Instrucción que interviene en el caso, Adriana Giannoni.
Sin embargo y sin esperar el requerimiento formal, el propio Fernández se comunicó con el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, Alfredo Dato, quien le informó que el ministro fiscal Luis de Mitri (de quien dependen los fiscales) le iba a presentar la nota.
Voceros del ministro del Interior indicaron que "en los próximos días se publicarán (en todo el país) los avisos en los que se informará sobre la recompensa disponible".
Según se informó, el aviso saldrá el próximo viernes en los diarios de todo el país y también saldría uno de lso días del fin de semana.
Semanas atrás, el Aníbal Fernández recibió a familiares de la docente desaparecida, encabezados por Liliana Argañaraz, hermana de la maestra, a quienes les ofreció apoyo logístico y económico del Gobierno para esclarecer el caso.
Por el momento, las ex religiosas Nélida Fernández y Susana Acosta son las únicas imputadas por el caso, pero la fiscal Giannoni, que lleva adelante la investigación, conjetura que ambas habrían contado con la ayuda de una tercera persona, que podría ser el remisero Luis Fernández, quien hoy no se presentó a declarar ante la Justicia por considerar que "no están dadas las garantías", por lo que la policía continuaba con su búsqueda.
Myriam Báez , concubina de Fernández, se dirigió hoy a la Fiscalía para negar la versión de una testigo clave que el lunes pasado confesó que lavó ropa de Luis Fernández que estaba manchada con sangre. Según la mujer, horas después de la desaparición de la maestra, Fernández le pidió que le lavara una camisa que tenía sangre. Sin embargo, Báez desmintió el hecho.
Además explicó que no están dadas las garantías para que su pareja se presente a declarar en Tribunales.
"Lejos de haber garantías para que declare, encontramos que hay cosas armadas para incriminarlo. Con el abogado (Gustavo Morales) no sabemos cuándo se presentará y si efectivamente lo hará", explicó la mujer al retirarse de los tribunales tucumanos.
En tanto, para la Justicia, Fernández es virtualmente un prófugo, según señalaron fuentes de Tribunales consultadas por Télam, pues estaba previsto que compareciera hoy ante la fiscal de Instrucción.
La pareja de Fernández formuló sus declaraciones a la prensa, debido a que la fiscal Giannoni no la recibió porque consideró que no era necesario y porque Báez no había sido citada.
En cambio, hoy prestó declaración como testigo ante la funcionaria judicial el sacerdote Ariel Amato, responsable legal del colegio Padre Roque Correa, de la orden de los franciscanos, donde trabajaban Argañaraz y Acosta.
Fuentes judiciales indicaron que el religioso negó que se hayan producido irregularidades en el manejo financiero del establecimiento educativo, del que se hizo cargo en el año 2003, una posibilidad sobre la que conjeturaban los abogados de la familia Argañaraz, Leonardo Coria y Carlos Picón.
Hace diez días, la fiscal obtuvo un informe del Colegio de Bioquímicos y Farmacéuticos de la Capital Federal, según el cual las muestras de manchas tomadas en la casa de Acosta y Fernández, únicas detenidas por el caso, coinciden -en cuanto al tipo- con las de la madre y hermana de Argañaraz.
Los resultados de la prueba que había sido enviada a la Capital Federal para su procesamiento tenían por fin determinar si las muestras de sangre encontradas en la casa y en el auto que compartían Acosta y Fernández pertenecen al mismo tipo que al de Beatriz Argañaraz.
La pista en la que trabaja con firmeza la fiscal Giannoni es la de alguna diferencia laboral entre las imputadas y Argañaraz, quien estaba a punto de ser nombrada directora del colegio Padre Roque Correa, en el que trabajaba junto a Acosta.