Los 15 nuevos casos de ataques de palometas en el río de Rosario obligaron a las autoridades a cerrar ayer el balneario Catalunya, vallando la playa para prohibir el acceso de los bañistas. Algo parecido sucedió a 7 kilómetros al norte de la capital santafesina, en San José del Rincón, donde debieron cerrar el balneario municipal luego de otros ataques de palometas, pero también de rayas.
Los casos en Rosario ocurren nuevamente en la misma zona donde el pasado 25 de diciembre, 60 personas sufrieron mordeduras, entre los que se encontraba una nena de 7 años que sufrió la amputación de un dedo.
Según La Capital de Rosario, los nuevos casos ocurrieron el sábado y el domingo y, a pesar de las advertencias de los bañeros, los bañistas se metieron igual al agua, por lo que la Guardia Urbana Municipal (GUM) debió vallar el sector de ingreso al río con cintas de peligro y conos plásticos.
En San José del Rincón también se cerró el balneario municipal luego de que una niña de tres años resultara con mordeduras en un pie y su padre, que trató de socorrerla, perdió la yema de un dedo, informó La Nación. En esa misma playa, a la vera del arroyo Ubajay, afluente del río Paraná, también hubo casos de picaduras de rayas, que por la bajante del río se estancan en zonas próximas a la costa y dañan con sus colas.
En Rosario, uno de los guardavidas del balneario Catalunya, Gustavo Rapp, detalló contó que los peces que atacaron este fin de semana mordieron a los bañistas en los pies, sobre todo en los dedos.
Según Rapp, entre los lesionados (esta vez todos adultos, a diferencia del ataque masivo que se registró el 25 de diciembre) se contó incluso una turista de unos 30 años, a quien el personal del Sies recomendó la aplicación de la antitetánica.
El guardavidas contó que el consejo que dan a los bañistas es que no ingresen demasiado profundo al río, sino sólo hasta la altura de las rodillas, de modo de poder refrescarse sin correr riesgos innecesarios. "La gente lo sabe, pero no nos hace caso", dijo Rapp.
Ayer, incluso, antes de los ataques de las palometas ya había bandera roja en el balneario, pero el sector de baño estaba lleno. Y aun cuando, tras el segundo ataque, los guardavidas intentaron retirar a los bañistas, "muchos hicieron caso omiso" a los silbatos.
Así, al llegar al quinto herido, la Guardia Urbana Municipal (GUM) debió vallar el sector de ingreso al río con cintas de peligro y conos plásticos.