Un grupo de alumnos del Colegio Nacional Buenos Aires confesaron haber roto el candado de los túneles coloniales que vincula de manera subterránea el edificio de la institución educativa y la Iglesia San Ignacio de Loyola, la más antigua de la Ciudad de Buenos Aires ubicada en la famosa Manzana de las Luces.
Esta mañana, el capellán y el sacristán de la iglesia porteña se encontraron con la nefasta sorpresa de que sus instalaciones habían sido profanadas. Una silla de oración, un banco, entre otros muebles, fueron quemados, en tanto que el piso presentó leyendas pintadas con pintura blanca en donde se leían consignas anticatólicas.
Según denunciaron de inmediato los religiosos, un grupo de estudiantes habría ingresado tras violar la seguridad de los túneles y durante la madrugada habrían cometido los actos vandálicos. "Lo vinculamos con la toma del Colegio Nacional Buenos Aires", manifestó temprano Alberto, sacristán de la iglesia católica ubicada en Bolívar 225, la arquidiócesis del hoy papa Francisco.
Las últimas novedades del caso es que un grupo reducido de alumnos se presentó como el responsable de los destrozos y del vandalismo.
Nicolás Cernadas, presidente del Centro de Estudiantes del Colegio Nacional Buenos Aires, explicó a la prensa: "Fueron cinco alumnos de cuarto y quinto año. Se trata de chicos que están en contra de la toma. Rompieron una tapia y luego el candado que limitaba el acceso a los túneles de la iglesia. Así pasaron y realizaron los destrozos".
"El cura de la iglesia nos va a recibir. Nosotros ya dispusimos una cuadrilla del Centro de Estudiantes para limpiar todos los destrozos", anunció.
Y agregó: "Ya sabemos quienes son, no vamos a dar los nombres. En principio no queremos exponerlos, no nos corresponde a nosotros entregar a nuestros compañeros. No vamos a mandar al frente a nadie. Ellos ya se hicieron cargo y asumieron la responsabilidad".
"Lo repudiamos porque hicieron esto a espaldas del Centro de Estudiantes. Se hizo para desprestigiar la toma del colegio. Ellos había votado en contra de la toma", concluyó.
Esta mañana estuvieron el vicario general de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza, y el rector de la catedral, sacerdote Alejandro Russo, para evaluar los daños junto al párroco del templo, Francisco Baigorria.
La iglesia de San Ignacio se remonta a la llegada de los primeros jesuitas a Buenos Aires, en época del gobierno de Hernandarias. La primera construcción estuvo emplazada en la hoy Plaza de Mayo y bajo la advocación de Nuestra Señora de Loreto, pero en 1610, al ser beatificado el fundador de la Compañía de Jesús, fue rebautizada como San Ignacio de Loyola.
En 1661, por razones de seguridad y defensa del fuerte de la ciudad, los jesuitas abandonaron la construcción de Plaza de Mayo y se trasladaron al solar delimitado por las actuales calles Perú, Bolívar, Alsina y Moreno, propiedad de una hacendada mujer que había enviudado sin hijos. El templo actual data de 1675, cuando se inauguró la segunda iglesia, también de adobe.
El templo hoy afectado tiene más de 300 años de antigüedad. En 1942 fue declarado Monumento Histórico Nacional. El 16 de junio de 1955, el edificio fue atacado por simpatizantes del presidente Juan Domingo Perón, quienes también incendiaron la Curia Eclesiástica y otras nueve iglesias de Buenos Aires.