Con su madre en El Calafate, donde se apresta a definir los cambios de su gabinete, Florencia decidió dejar la quinta de Olivos para disfrutar de la noche porteña. La hija de Cristina fue con su grupo de amigos a El Bárvaro, un boliche palermitano donde suelen refugiarse los patagónicos que vienen a estudiar a Buenos Aires. No era la primera vez; los habitúes ya la habían visto bailando la semana pasada. El trámite del sábado a la noche fue sencillo: las chicas entran gratis hasta las dos, y los chicos pagan treinta pesos y reciben una consumición. Florencia trató de manejarse como una chica más de su edad.
Sin embargo, la delató la presencia de los custodios de Presidencia, que no la perdieron de vista en toda la noche. La fiesta venía bien, hasta que llegaron los inspectores de la Agencia de Gubernamental de Control, a cargo de la inspección de los boliches. Una vez allí, realizaron los controles de rigor y detectaron que había “exceso de capacidad”. No había margen para permitirque el local bailable siguiera con las puertas abiertas, y procedieron a la clausura del local.
egún consta en los registros oficiales, el acta de clausura de El Bárvaro, de Cabrera 2927, se labró a las 5.40 de la madrugada, justo cuando la fiesta estaba en su mejor momento. Los controles de los inspectores de Mauricio Macri le aguaron la noche a Florencia. Custodios Ella se enteró por sus custodios, que la retiraron de local en infracción en cuanto llegaron los inspectores. Curiosamente, Flor K decidió salir por la misma zona –Palermo– donde grabó junto con un grupo de amigos su primer mediometraje.
Entre escenas. El boliche está a pasos de donde rodó. Los habitués de El Bárvaro dicen que es sencillo, sin pretensiones ni famosos. En realidad, agregan que lo más cerca que estuvieron de un famoso fue cuando estuvo de visita la hija presidencial. Sin embargo, los inspectores de Macri le cerraron el boliche, donde la más joven de los Kirchner baila con sus amigos. Todo indica que los boliches patagónicos no son PRO.