SOCIEDAD
La oferta se adapta a la demanda

Cómo cambian las reglas del ‘levante’ en la era del #NoEsNo

En cursos de “seducción”, varones de más de 40 aprenden técnicas y también cómo leer los límites. “La agresividad del hombre a la mujer es falta de educación”, explican.

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Cómo cambian las reglas del ‘levante’ en la era del #NoEsNo. | Marta Toledo

“Yo encaré directo, como se hacía en los boliches cuando era joven. Pero reboté, me acusaron de desubicado. Hacía poco que me había separado, después de diez años casado, y a los 45 quería conocer a una nueva mujer. Pero no podía, no sabía cómo acercarme”. El que habla es Gabriel Vitali, que –al igual que muchos hombres de su generación– tiene problemas para formar pareja porque está acostumbrado a modos de cortejo que hoy, queda claro, pueden quedar fuera de lugar.

Por eso, dictan talleres de “seducción” en forma tanto presencial como virtual que existen desde antes de la era del #NoEsNo. Preasumen que el ‘levante’ es unidireccional varón-mujer héterosexual. Por eso adaptaron la oferta a la demanda y les enseñan a establecer conversaciones desde el respeto e identificar claramente las señales que emiten ellas, además de un uso más “ubicado” de las redes sociales.

“El trato respetuoso de los hombres hacia las mujeres es lo que venimos reclamando desde hace mucho tiempo”, sostiene Gabriela Bard Wigdor, antropóloga del Conicet especialista en género. La experta explica que “los adolescentes se están cuestionando cómo formar los vínculos sexuales, mientras que a los mayores de 40 les cuesta mucho porque fueron criados por familias tradicionales con el estereotipo del padre proveedor económico y de la madre que debe quedarse en la casa”. Además, dice que “las nuevas generaciones de mujeres ‘levantan’ más porque no está más el estigma de que una chica invite a salir a un varón”. “Se puede percibir en las aplicaciones de citas, porque las reglas son claras respecto de que se busca sexo. Pero también se reproducen prácticas patriarcales”, afirma Bard Wigdor.

Y hay un espacio donde ellas son las que mandan en el levante virtual (ver aparte). En el real, queda claro, ya no hace falta siquiera decirlo: “Los millennials y centennials no se plantean las cosas que nos planteamos nosotros”, dice Juan Romero (42), un usuario activo de apps como Tinder, y “varón deconstruido”, como se presenta.

Nicolás Di Marco es director de Uniseducción, un curso de modalidad online, y cuenta que “la mayor duda de los hombres es si hoy es posible conocer a alguien en la calle”. En su escuela, por la que ya pasaron unos mil hombres en los últimos cinco años, “se enseña que en un encuentro en la vía pública hay que mantener una distancia apropiada y nunca estar enfrentado, porque es invasivo, sino de costado”, explica.

Las clases duran entre dos y seis meses y cuestan $ 3 mil por mes, y los alumnos tienen en promedio de 30 años para arriba. Primero repasan la teoría y después la ponen en práctica en bares donde conocen mujeres. “Nuestra técnica es directa. Se le dice ‘me gusta tu look’, como halago para empezar la conversación y dejar las cosas claras”, dice Di Marco, que siempre monitorea a los alumnos por si alguno se sobrepasa. Uniseducción también tiene un “coaching virtual”, en el que se practica conversar y cuesta $ 800 la sesión.

Respuestas. “La base de la seducción es no demostrar interés sexual y demostrar algo sobre quiénes somos”, dice Martín Rieznik, dueño de Levant Art, la otra academia que funciona desde hace diez años y que fundó junto a su hermano Andrés, el doctor en Física que conduce La Liga de la Ciencia en la TV Pública. Ellos cuentan que a sus alumnos “les falta habilidad para demostrar lo atractivos que son” y ayudan a lograrlo desde el inicio de una conversación de cualquier tema o con asesores de estilo para la forma de vestir.

Rieznik enseña a “reconocer los identificadores de interés”: “Si la chica te sonríe, si te mira a los ojos o te hace una invitación, son buenas señales. Si esas cosas no están, uno debe retirarse. El hombre que se pone insistente está rompiendo con lo que enseñamos en la primera clase”, detalla Rieznik, que también escribió el libro El juego de la seducción. Aunque recibió varias críticas por su escuela –por la que ya pasaron unos 5 mil hombres, en su mayoría mayores de 40 años y que pagan US$ 140 por el curso básico–, él pretende que su academia forme parte de la educación formal porque “la agresividad del hombre hacia la mujer es falta de educación”. “Hace diez años digo que no hay que decir piropos, hay que manejarse con respeto”, afirma.

Para Julián Massetti, el curso en Levant Art fue “lo mejor que me pasó en la vida”. “Me ponía muy mal cuando me rebotaba una mujer”, dice este hombre de 40 años que ahora sabe retirarse respetuosamente ante un rechazo porque entiende que “no es un asunto personal”.

Massetti hizo sus “prácticas” en boliches y cuenta que después tenía que escribir un reporte en un foro de los alumnos, en los que además se comparten distintos tips que intercambian profesores y alumnos. “Si uno habla con respeto es una linda sorpresa para ellas”, sostiene Vitali, que ahora está en pareja.

Un ‘Tinder feminista’

“Somos las primeras en otorgarles poder a las mujeres en las apps de citas”, afirma Whitney Wolfe, la creadora de Bumble, una aplicación en la que, cuando se produce el match, son las mujeres quienes pueden iniciar la conversación, y no al revés. Bumble, conocido como “el Tinder feminista”, funciona desde 2014 y ya tiene 35 millones de usuarios repartidos en 150 países. “Estableciendo la igualdad desde el principio” es el slogan de esta aplicación que evita el acoso de los hombres hacia las mujeres.

Sin embargo, esta red nació a partir de un acoso. Es que Wolfe fue también una de las fundadoras de Tinder, pero se alejó de la compañía con una indemnización millonaria luego de que el CEO Justin Mateen intentara abusar sexualmente de ella.

También dan tips sobre respeto, y recomiendan formas de iniciar la conversación informal.