La oscuridad, las tormentas, la soledad, los perros, los bichos... Hay fobias de todos los tipos y suelen ser de lo más común entre los niños. El problema viene cuando se instalan y provocan dificultades en su personalidad. Así lo aseguran los especialistas consultados por Perfil.com, que opinan que los papás tienen que estar atentos a ciertos signos para evitar consecuencias más drásticas, aunque a veces parezcan miedos banales e inofensivos.
“ Las fobias suelen tener detrás una situación traumática, que pueden ser recordada u olvidada. Depende de si son más leves o fuertes, las fobias serán vencidas y superadas fácilmente por los chicos, o pueden constituir su personalidad y afectar su desenvolvimiento a futuro”, explica la doctora Raquel Solvey, directora de Terapias de Avanzada , un nuevo paradigma basado en las neurociencias que se dedica a desestabilizar traumas (entre ellos las fobias) con técnicas de rápido resultado.
Según la especialista, los padres deberían prestar atención cuando sus hijos tienen un miedo demasiado extremo con alguna situación en particular. “ Mientras antes se corrijan esas fobias, menos consecuencias van a tener. Hay casos que persisten en el tiempo y que condicionan a la persona en su adultez, como las fobias sociales”, destaca Solvey. Con las terapias que practica, primero se busca encontrar la situación traumática que está detrás de la fobia, y luego se realiza una estimulación sensorial para desactivar esa situación traumática en los hemisferios cerebrales.
Para Felisa Widder, médica pediatra y psicoanalista miembro de APA , “hay miedos y estados de ansiedad comunes en los chicos hasta los 4 años”, porque se trata, según explica, de una “época de pensamiento mágico”. Pero, según destaca, que “si con el tiempo se incrementan se van transformando en fobias específicas” que en algunos casos pueden afectar “la integración del niño”. Por eso, si bien recomienda que los papás deben estar atentos a estos miedos excesivos, destaca que “lo primero que hay que hacer es evitar los tabúes y hablar con los chicos sobre esas cosas, informarlos y no alarmarlos”.
Es que, según Widder, muchas fobias son generadas por el miedo mismo de los padres que se los transmiten a sus hijos. “Es como el temor por la inseguridad o la gripe A, donde los padres se asustan y sobreprotegen a los chicos, ellos reciben eso y se fomentan las fobias al afuera, por ejemplo, y después los chicos no quieren salir de casa”, explica la especialista.
En los casos de fobias graves, dice Widder, “no hay que dejarlas pasar, porque puede suceder que el chico se desconecte de la realidad y viva en su propio mundo”. Y, por tanto, puede generar “graves fallas en la estructuración de su psiquismo”.